Las tasas de interés suben de la mano del empleo sin esperar a la Reserva Federal

 Las tasas de interés suben de la mano del empleo sin esperar a la Reserva Federal

¿La economía aterriza o ensaya un despegue vertical? ¿No estaba acaso en serias dificultades? EE.UU. creó 497 mil nuevos empleos netos en junio, solo en el sector privado, según la firma ADP. ¿Qué pasó? ¿Otra vez se despacha con la exuberancia del medio millón de empleos flamantes? Se trató de una sorpresa rotunda como en enero. La diferencia es que ahora resultó una falsa alarma. En efecto, dos días después, la encuesta de nóminas que hace el Gobierno arrojó una estimación de 209 mil nuevos puestos netos (149 mil privados), podó guarismos de meses previos y anuló otros 110 mil, y proveyó el bálsamo de una clara evidencia de sosiego. Es la cifra más moderada en dos años y medio. La Fed no está en offside. Es una comprobación conveniente y convincente. La encuesta de hogares, que se realiza en paralelo, con las definiciones que la hacen comparable, detectó 177 mil y ningún exabrupto. La pausa que Jay Powell se tomó en junio no fue un error de apreciación. Eso sí, en ninguna de las tres mediciones, ni en la serie de los subsidios por desempleo o en la de despidos de Challenger, Gray & Christmas ni en el informe JOLTS que marca una caída de las búsquedas laborales pero no revierte la situación de exceso de demanda existe señal de recesión. Así, la Fed goza de vía libre para expedir otro aumento de tasa, el número once, que la deposite en 5,50% el próximo 26. En los mercados de futuros luce 95% probable, casi casi una certeza.

La información oficial del empleo apagó el alerta pero, no del todo, sus consecuencias. La curva de bonos acusó el impacto, y acampó deprisa en un escalón de tasas más alto. Y no ocurrió porque Janet Yellen recompone el saldo de la cuenta general de la Tesorería en la Fed lo que absorbe liquidez del sistema y podría crear fricciones. De ello, no hay rastro. En junio se usaron 200 mil millones de dólares que estaban encajados en la Fed -a través del mecanismo de pases que permite su esterilización- y las subastas de títulos se realizaron sin querella. Es la data económica robusta lo que obligó a la curva de bonos a notificarse. La recesión no aparece. La semana anterior la desmintieron las cifras del producto (2%) y su demanda final (4,2%). Esta semana, la bonanza del empleo. La gaffe de ADP (si es que puede llamarse así, el tiempo dirá) llevó a las tasas de 2 años a superar los máximos del ciclo (y de los últimos 15 años) por encima de 5%, y luego las devolvió por debajo. La parte larga de la curva se empinó sobre el umbral de 4% y ahí se quedó aunque no llegó todavía a poner a prueba los techos de noviembre (4,30% a diez años). Se diría que los bonos largos están apenas a un shock de intentarlo.

Si se examina el alza de tasas, el último mes, se advierte que se trata de un aumento de las tasas de interés reales. Es un registro cabal de la firmeza de la economía. La inflación no es la razón. No sorprende entonces que la Bolsa tolere el reacomodamiento sin resentirse. Con todo, la curva de rendimientos mantiene la inversión de su pendiente y por consiguiente su pronóstico de recesión. La canasta de indicadores económicos líderes, por caso, es de la misma opinión. ¿Ven visiones acaso? Una economía de dos velocidades nubla la percepción. La industria manufacturera recula bajo asedio en un proceso de caída de ventas y nuevas órdenes y más acelerado todavía de liquidación de existencias. No obstante, la demanda de servicios bulle ansiosa, empuja la actividad general (y las presiones inflacionarias aunque a un nivel menor que en 2021 y 2022) y lleva la expansión al hombro. ¿Por qué la curva no lo ve así? Si la construcción se pasó de bando y ahora suma en vez de restar. La Fed y el celo de la lucha contra la inflación es la piedra filosa en el camino. ¿Ajustarán de más? La volatilidad de la data, acabamos de ver, podría inducir al error. Pero la voluntad de Powell & Cía es proceder despacio. Ya se dijo que la Fed es hoy más prudente que data-dependiente porque no quiere romper nada (y la data es engañosa). Pero, sobre todo, porque cree que puede serlo ahora que las tasas de interés miran la inflación desde arriba. Y, por primera vez, un alto funcionario, Austan Goolsbee (titular de la Fed de Chicago) se animó a blanquear esa convicción. “Siento que estamos en el sendero dorado de poder bajar la inflación sin recesión (aunque se necesitan más subas de tasas)”, afirmó. Exactamente lo que el mercado bull, sin decirlo expresamente, ya comenzó a facturar en sus precios.

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