Wall Street no le teme a la contracción del crédito (ni a la Reserva Federal)

 Wall Street no le teme a la contracción del crédito (ni a la Reserva Federal)

El drama de los bancos no le frustró el sueño a Wall Street. Y una agachada de la inflación de febrero -0,3%, según el deflactor del consumo personal- le dio un empujón extra para cerrar un trimestre excelente. El índice S&P 500 avanzó 7%. El Nasdaq, 17%. Nada mal para lo que todavía es, oficialmente, un mercado bear. ¿Dónde golpea el cierre de los bancos SBV y Signature, dos de las tres mayores caídas en la historia de su tipo de los EE.UU.? ¿Y la amenaza de una contracción del crédito bancario a caballo de la fuga de más de 300 mil millones de dólares en depósitos? Es imposible ignorarlos, pero la Bolsa anticipa tiempos mejores, y no una catástrofe financiera ni una recesión profunda. En el afán por evitarlos, eso sí, Wall Street descuenta una reducción brusca de las tasas de interés (que la Fed niega y no incluye en los planes oficiales antes de 2024).

“No toda liquidación de un banco es un Lehman Brothers”, recordó Thomas Barkin, el presidente de la Fed de Richmond. La emergencia no es una crisis sistémica. Como se sabe, el percance de la banca regional de los EE.UU. cruzó el Atlántico y canceló al centenario Credit Suisse, una entidad financiera sistémica global, forzando su absorción de apuro por UBS. No obstante, la turbulencia mundial se contuvo. La Fed no titubeó en asumir un rol generoso como prestamista de última instancia. Pero tampoco dudó en izar 0,25% sus tasas y mantener la hoja de ruta prevista. Otro tanto hicieron el BCE, el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional de Suiza. Esto no es un momento Lehman. La suba generalizada de tasas no agravó la inestabilidad financiera a pesar que días después el contagio alcanzó a las acciones de Deutsche Bank. El pico de fiebre esta vez duró una rueda. La institución se reestructuró, produce utilidades sostenidas hace diez trimestres, no es el “zombie” que fue por diez años hasta 2019. El costo de su seguro contra default se disparó pero fue una travesura provocada por una única operación desalineada ex profeso. La calma regresó, no hubo nuevos casos de contagio. En contraste, la FDIC, la corporación que maneja el seguro de los depósitos y que se hizo cargo de SVB y Signature, comenzó a encontrar compradores para sus activos y depósitos. No resultó sencillo ni mucho menos gratis. Sin embargo, los quebrantos que salieron a la luz -23 mil millones de dólares- se cubren con holgura por el fondo de seguro (128 mil millones de dólares a fines de 2022).

“El impacto de las corridas bancarias sobre el sendero de tasas de interés de la Fed es difícil de determinar”, dijo Barkin. La política monetaria de la Fed es data dependiente, y el temporal bancario la obliga ahora a depender de un espectro más amplio de información. La fuga de depósitos y la gran volatilidad (y mayor costo) del fondeo traerán consigo una poda del crédito. ¿Cómo afectará las variables que le quitan el sueño al banco central, la pujanza de la actividad y la inflación, ambas excesivas en enero y febrero? No se sabe a ciencia cierta pero no será favorable. Sin embargo, EE.UU., a diferencia de Europa, descansa más en el mercado de capitales que en el crédito de la banca. No hubo emisiones de bonos high yield ni ofertas públicas de acciones en el período crítico de turbulencia (del 11 al 23 de marzo) pero la canilla volvió a abrirse. La colocación fluida de bonos soberanos como los de Panamá y Costa Rica vaticina la vuelta a la normalidad más temprano que tarde. En ese marco, la Fed hizo lo obvio. Mantuvo su mapa de puntos. Después de procesar la creación de empleos y la inflación minorista de enero y febrero se inclinaba por un aumento de tasas de medio punto (y de la tasa terminal de un cuarto). El chubasco la frenó. El viernes, la inflación de febrero -con una medición alternativa, su predilecta- mostró una cara más amable. La mediana del deflactor del consumo creció 0,3%, la mitad de la mediana de los precios minoristas. ¿Quién tiene razón? La tarea sería más fácil si se supiera. No obstante, la postura drástica de Jay Powell un día antes que cayera SVB cedió ante la visión cautelosa de Raphael Bostic, el titular de la Fed de Atlanta. Wall Street sabe que la política monetaria desconectará la suba de tasas pronto. Quizás el último retoque se produzca en mayo. O tal vez se tome un recreo y gatille en junio. Hasta ahí está bien rumbeada. Cuando va más allá, y factura una baja agresiva de tasas (de ahí, el fervor del Nasdaq), la pulseada es con el mercado de trabajo más que con la Fed. Nada dura para siempre pero hasta ahora ha sido un error tenaz apostar en contra de su vigor sostenido.

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