Civilización ciega

Decía un antropólogo que el robo, el asesinato, la estafa, la corrupción y demás plagas no son muestras de la maldad humana, sino consecuencias lógicas de vivir en un planeta cuya excesiva población se disputa, con uñas y dientes, los cada vez más exiguos recursos naturales.

Cegados por nuestra soberbia, hemos convertido al planeta Tierra en una fábrica de comida y ‘chucherías’ para humanos, olvidando que no somos los ‘dueños’ de nada, sino simplemente inquilinos transitorios de la madre naturaleza. Las tribus ‘primitivas’, a las que miramos con desdén, han vivido por siglos en armonía con la naturaleza. Ellos saben algo que nosotros los ‘civilizados’ desconocemos.

Raquel Zapata

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