Los ingresos por criptoestafas cayeron en picada en la primera mitad del 2023, según un informe de Chainalysis. La plataforma de análisis de blockchain descubrió que los estafadores de criptomonedas ganaron hasta u$s3.300 millones menos este año que en 2022.

Las estafas de suplantación de identidad, en las que los estafadores se hacen pasar por agentes de la ley u otras figuras de autoridad para extorsionar a las víctimas, han experimentado un descenso del 23 % en las entradas en lo que va de 2023, en comparación con el 77 % de las estafas en general.

Aunque este descenso es alentador, los datos revelan que el número de transferencias individuales a direcciones de estafas de suplantación de identidad aumentaron en un 49 % año tras año. Esto sugiere que, aunque haya menos personas cayendo en este tipo de trampas, más individuos han sido víctimas de ellas en 2023. Por lo tanto, es evidente que las fuerzas del orden y los equipos de cumplimiento de la normativa sobre criptomonedas no pueden bajar la guardia.

Sin embargo, hay una forma de delincuencia basada en criptomonedas que está en aumento durante 2023: el ransomware. Los atacantes de esta modalidad están en camino de lograr su segundo año más exitoso, habiendo extorsionado al menos u$s449,1 millones hasta junio. Si esta tendencia continúa, los atacantes de ransomware podrían llegar a extorsionar a las víctimas hasta u$s898,6 millones en 2023, quedando solo por detrás de los u$s939,9 millones registrados en 2021.

La disminución en el importe medio de los rescates durante 2022 se debió a mejoras en la ciberseguridad, las prácticas de copia de seguridad de datos por parte de las grandes organizaciones, los esfuerzos de las fuerzas de seguridad y las sanciones contra los servicios que facilitaban los pagos a las bandas de ransomware.

Dichos avances afectaron las operaciones de los atacantes y permitieron a muchas víctimas resistir los ataques sin tener que pagar. Sin embargo, en 2023 se observa un cambio de estrategia por parte de los atacantes de ransomware. Muchas organizaciones se niegan a pagar, lo que ha llevado a los atacantes a aumentar las demandas de rescate con la intención de obtener la mayor cantidad de dinero posible de las empresas dispuestas a pagar. Además, se han registrado técnicas de extorsión más extremas, como el acoso a los empleados de las empresas que aún no han pagado.

Asimismo, la guerra entre Rusia y Ucrania también podría haber influido en el descenso del ransomware en 2022, desviando a los operadores de ransomware de las intrusiones cibernéticas con motivaciones financieras. Sin embargo, en 2023, el ecosistema del de esa modalidad ha repuntado con cifras récord de incidentes, lo que demuestra que sigue siendo una amenaza importante que requiere una atención constante.

En conclusión, excepto por el ransomware, la criptodelincuencia en su conjunto muestra un declive en 2023. Estos datos reflejan los esfuerzos del sector público y privado para combatir la actividad delictiva, así como las medidas implementadas por las empresas de criptomonedas para proteger a los usuarios y evitar hackeos. Sin embargo, el persistente problema del ransomware subraya la importancia de mantenerse alerta y seguir reforzando los procedimientos de ciberseguridad y copia de seguridad de datos para una mayor protección.