Los "dólares chinos" son protagonistas ya habituales del mercado cambiario

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El mercado ya lo tomó como la habitualidad, al menos en esta etapa de la historia cambiaria- financiera de la Argentina. La activación rutinaria del swap con China tiene ya un nivel de liberación de yuanes a más de u$s1.000 millones, con lo que se duplica el ritmo operativo que el acuerdo con el país oriental venía manteniendo hasta junio. Desde este mes, el nivel de intervención oficial a través de esa moneda convirtió al mercado cambiario local en una virtual canasta de monedas; con un poder de fuego oficial extra (más bien principal) en el mercado cambiario local.

Desde julio, está habilitado el sexto tramo del acuerdo firmado entre la entidad financiera china y el Banco Central de la República Argentina (BCRA), que implica la posibilidad de aplicar unos u$s6.000 millones; monto negociado en el último viaje de Sergio Massa a Bejing y que desde comienzos de este mes empezó a efectivizarse de manera acelerada. Y a un ritmo muy superior a los primeros cinco tramos de la aplicación del swap (diciembre-mayo), cuando el nivel de liquidación de divisas a través del vuelque de la moneda china, no superaba los u$s800 millones. La novedad del acuerdo que el ministro de Economía cerró en el país oriental, es que el dinero no tiene este tope, y puede aumentar hasta lo que se requiera en Buenos Aires; obviamente previo aviso y aprobación desde Beijing. Algo que el 1° de julio se recibió.

Según se destacaba por estas horas en el Ministerio de Economía, lo importante del movimiento es que el dinero habilitado puede ser utilizado con la característica de "libre disponibilidad" lo que le da un valor agregado extra a la operación. Se concebía que este dinero, hasta que se habilitara el giro proveniente del Fondo Monetario Internacional, sería la principal arma que el Palacio de Hacienda tendría para ejecutar política financiera y cambiaria. Más teniendo en cuenta el complicado primer semestre de 2023, con un BCRA bajo los efectos directos de la sequía y la caída en el ritmo liquidatorio sojero.

En principio, pero no excluyente, los yuanes son utilizados exclusivamente para empresas que participan del mosaico de importaciones o exportaciones con el país oriental. Con un listado confeccionado por el Ministerio de Economía y el BCRA, con prioridad para las compañías locales y multinacionales que firmaron el acuerdo de Precios Justos. También podrían disponer de esos dólares industrias como la automotriz, petroquímica y laboratorios, además de agroquímicos y fertilizantes para garantizar la campaña sojera. Obviamente, de empresas chinas.

Como casi todos los acuerdos monetarios a los que llega el país, la habilitación de este instrumento también es polémica. Un “swap” es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar eventualmente el cambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas; en este caso, el dólar. El aporte de capital lo hace el Banco Central de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante: el BCRA.

La idea original de China (hoy descartada al ritmo de la caída de reservas) fue otorgar este dinero en cuotas, como garantía para el intercambio financiero entre los dos países para la construcción de las grandes obras de infraestructura en el país, comprometidas con el país asiático; fundamentalmente las represas Cepernic-Kirchner (ex Condor Cliff-La Barrancosa); un proyecto que en algún momento el gobierno de Mauricio Macri prometió clausurar pero que, precisamente, por la vigencia del “swap” decidió mantener.

El primer acuerdo de este tipo fue firmado en 2009 durante la presidencia de Martín Redrado en el BCRA, para reforzar los resguardos ante eventuales crisis internacionales y cuando las reservas alcanzaban el récord del 15% del PBI.

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