Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXXXVI)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXXXVI)

Manifestando un trastorno de comportamiento, la perturbación disociativa de la histeria de Macri no dejaría lugar a dudas a ningún individuo con discernimiento. El presidente jadeaba pálido, con los ojos inyectados en sangre, echándole la culpa del síncope de los mercados al resultado electoral y a los argentinos que eligieron sacárselo de encima. Por supuesto escondía un Plan B, preparado cuidadosamente, una mediación financiera manipuladora para que en el caso de perder “por paliza” explotaran los mercados, vengándose e incendiando todo. También los enterados, ganarían muchísimo dinero entre el cierre del viernes y el lunes.

Pasándole cuenta a los electores, Macri afirmaba: “hoy somos más pobres que antes de las PASO”, metiendo miedo amenazaba: “Por más que nosotros lo contengamos exitosamente, si se confirmase que el kirchnerismo gana la elección en octubre o noviembre, ese problema va a estar; esto es solamente una muestra de lo que va a pasar”. Omitiendo que la relación inversión a PBI durante su mandato, estuvo muy por debajo de la era kirchnerista dijo: “El problema mayor es que alternativa kirchnerista no tiene credibilidad en el mundo; no tiene la confianza necesaria para que la gente venga a invertir en el país”.

Las elecciones las había perdido el mismo Macri, pero traspasaba las responsabilidades como en toda la historia de su vida diciendo: “El riesgo país subió 350 puntos en una hora, el dólar subió lo que subió, eso demuestra que hay un problema grave entre el kirchnerismo y el mundo”. Cínico e hipócrita, impunemente remataba: “Como presidente estoy acá para ayudarlos en lo que pueda, pero no es fácil, porque ellos (por el kirchnerismo) ya gobernaron y tienen que demostrar que no van hacer lo que hicieron antes”.

El mutismo de Donald Trump de cara a la derrota de Mauricio Macri en las PASO, hacia tanto ruido que aturdía al mundo. Era tal el impacto que esperaron hasta fines de agosto 2019 para que un vocero del departamento de Estado dijera que EE.UU. estaba dispuesto a continuar ayudando a la Argentina, sea quien fuera elegido. Para arrimarle el hombro a Macri y, a los fondos de inversión estadounidenses, Trump había puesto al FMI al borde de la quiebra. Tampoco se había manifestado ninguno de los jefes de gobierno de Europa y Japón que habían apoyado expresamente al ingeniero.

El apoyo a Macri había sido absoluto, todos estuvieron empujando el carro para impedir un triunfo del Kirchnerismo en la Argentina. Para la ensalada ideológica y política de las potencias occidentales, el kirchnerismo es una especie de monstruo comunista populista ¿…? que podía derramar sobre la región, como dijo repetidamente el ignorante de Donald Trump.

Habiendo fracasado el objetivo occidental, la realidad es que bajaba el interés por apoyar a los Fernández. Ya lo veríamos reflejado a partir de la asunción. El vicepresidente de Brasil, el general Moura, dijo que su país iba a seguir cooperando con Argentina cualquiera fuera su gobierno. El Ejército ya discrepaba en Brasil, con la posición de Bolsonaro respecto a su socio estratégico, la Argentina.

El desastre económico era la principal causa de la derrota, ya que la gente de a pie, no tenía idea del nivel de corrupción y desorden institucional que había causado el gobierno de Cambiemos. Mas tarde nos enteraríamos por Elisa Carrió y la periodista Nancy Pazos, que aun ellas-militantes del espacio-habían sido víctimas de espionaje ilegal y extorsiones. La magnitud de la paliza fue fenomenal, Macri perdió por 16 puntos frente a Fernández y María Eugenia Vidal por 20 puntos frente a Axel Kicillof.

La fórmula Fernández-Fernández ganó en todo el país, salvo en los reductos más anti peronistas como CABA y Córdoba. La derrota tenía el efecto de un referéndum que se tornaría irreversible. Los analistas acólitos de Macri decían que las PASO perdidas no definían nada, pero las fuertes consecuencias políticas demostraron todo lo contrario. El presidente había perdido la capacidad de ejercer el poder. Los cuatro meses de transición significaban un tiempo muy largo. Revertir el resultado era imposible para Macri, la ingenua marcha del 24 de agosto de Cambiemos duró dos días.

Se había convocado otra marcha para el 19 de octubre, que coincidía con el fin de semana previo a la segunda vuelta. Los que pagaron las encuestas, le dieron demasiado relevancia a su influencia. Modificando la ley del Código Electoral, se podría adelantar la primera vuelta del 27 de octubre al 13 de octubre, inclusive la entrega del poder podía adelantarse, a partir del 27 de octubre si era electo el luego presidente Alberto Fernández.

En medio de una crisis en Chubut, paro de estatales con cortes de rutas, la justicia no ordenaba desalojarlas y en consecuencia las fuerzas de seguridad federales y la policía no actuaban. Se ampliaba el corte de rutas a las empresas petrolíferas afectando la producción, los movimientos sociales actuaban con movilizaciones crecientes, aunque controladas. La CGT intervino para moderar, incluido Hugo y Pablo Moyano, pero los gremios combativos de CTA, exacerban las protestas.

El aumento de la inflación ponía en riesgo el control, la Pastoral Social del Episcopado, Roberto Lavagna, la CGT y los movimientos sociales habían pedido al gobierno una declaración de “emergencia alimentaria”, dada la crítica situación social. En el Gran Buenos Aires el 60% de los menores de 14 años estaba en situación de pobreza; el 40% se alimentaba en comedores escolares o comunitarios y el 14% sufría hambre, según Rosendo Fraga.

La diabólica estrategia del gobierno Macrista fue potenciar el temor de los mercados a Alberto Fernández y Cristina Kirchner y argumentar que el país se convertiría en Venezuela. El problema fue que cuando más temor se generaba, más se complicaba la economía y ello perjudicaba las chances de terminar el mandato en tiempo y forma. Insistían en la estrategia que fracasó en las PASO, no se les caía una idea, pero tampoco era fácil, habían llevado el pais al caos y, ningún indicador daba bien.

La estrategia bamboleaba entre las tentativas de negociación con la oposición y las denuncias de golpe institucional (una mentira más). Macri no dejo que se baje nadie, aunque Dujovne iba a huir sin pedir permiso. Sin embargo, Macri confirmó a Marcos Peña y el “mejor equipo de los últimos 50 años”. Vidal y Larreta no sabían cómo huir y despegarse porque en el caso de Larreta, le asistían las chances que nunca recobraría la archi derrotada María Eugenia Vidal, quien más tarde tendría que huir de la provincia de Buenos Aires, endeudada y sub administrada. La justicia daba muestras de girar hacia el probable ganador y amenazaba tácitamente la impunidad de toda la administración Macrista.

Cristina estaba en segundo plano, para dar no dar lugar a la estrategia: “Cristina Kirchnenstein”. Se exponía poco, dada la ventaja, a todas luces, irreversible, Alberto Fernández buscaba superar el 50% y Axel Kicillof el 55%. Había que contener el conflicto social y para eso, Alberto Fernández exageraba su generosidad, Cristina buscaba fortalecerse en el Senado, controlar la provincia de Buenos Aires con Axel Kicillof, y la presidencia del bloque de diputados con Máximo Kirchner. Por lo demás, Wado de Pedro integraría el Gabinete nacional de Alberto Fernández.

La derrota de Macri en las PASO fue contundente, la tragedia económica y la unidad del peronismo jugaron a favor de la oposición, y las posibilidades de revertir el resultado eran quiméricas.

Si el FMI no hubiera tendido un puente de plata de alrededor de u$s 45.000 millones, hubiera habido una crisis financiera mucho más desordenada que las anteriores. Se sumaba todo de repente: la derrota electoral, la crisis económica, la pérdida del control de la calle y un trance general dentro del oficialismo que amenazaba la gobernabilidad. El peronismo buscaba contener los conflictos porque el próximo Gobierno seria peronista. El gobierno de Mauricio Macri había fracasado.

Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros.

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