La situación es más simple pero más comprometida que en la primera vuelta, pues ya son solo dos tendencias entre las cuales hay que seleccionar la que más convenga al país. Yo recomiendo al candidato que tenga el siguiente perfil político: que tenga claro que solo dispone de 12 meses de gestión, descontando el tiempo que demorará en configurar su equipo de trabajo, designar gerentes, directores y más colaboradores, más el tiempo de la próxima campaña electoral. En lo económico, votaré por el candidato que esté consciente de la difícil situación económica en que se encuentra el país, con un posible déficit del 5 % del PIB a fin de año y que sin embargo no tome medidas y acciones que afecten la dolarización, que ya es un patrimonio de los ecuatorianos. Que su principal dedicación y esfuerzo sea el combate a la delincuencia y crimen organizado, que están desangrando al pueblo y matando la escuálida economía; siempre faltará tiempo y recursos para este propósito. Que la siguiente prioridad sea la salud de los ecuatorianos. No hay peor país que el que cuenta con un pueblo enfermo; para ello que inicie solucionando la entrega oportuna y necesaria de medicinas. Que no descuide los efectos del fenómeno de El Niño, la prevención le corresponde al actual presidente. Tendrá que afrontar el costo de los efectos con créditos a multilaterales y en coordinación con los gobiernos seccionales. La falta de empleo es preocupante, el nuevo gobierno debe encontrar la solución en el sector privado, mediante alianzas público-privadas, entregando la obra pública a ese sector, a cambio de plazas de trabajo sin costo para el Estado. Con respecto a la seguridad social no queda tiempo para hacer mucho, pero sí podría emprender algunas gestiones: designar como representante al Directorio a un profesional que conozca de seguridad social, cobro de la morosidad al sector público y privado, determinar el monto de la deuda del Estado y preparar la normativa para poner a consideración de la nueva Asamblea. Votaré por el candidato que no trate de regresar al pasado, peor imitar a la década nefasta, cuyas secuelas las tenemos latentes hasta ahora; que no haga ofertas que no va a cumplir, que no ilusione al pueblo con mentiras, ni le ofrezca bajar las estrellas del cielo. Que el nuevo presidente sea un verdadero líder del país, con honestidad, capacidad y compromiso con el pueblo.
C. Wellington Ríos Villafuerte