Cartas de lectores | Subir el costo del delito

Al producirse la corrupción se degenera todo alrededor y la integridad de lo que se pretende corregir. Es la Ley de Campbell, que en esencia dice: “Cuanto más se utilice un indicador social cuantitativo para la toma de decisiones sociales, más sujeto estará a las presiones de la corrupción y más apto será para distorsionar y corromper los procesos sociales que se pretende monitorear”. Tiene aplicaciones prácticas para la economía y la política. Lo vemos todos los días y se acentúa más en tiempos de elecciones. Ejemplos: reducción del desempleo. ¿Cómo? Con más gasto público. Lucha contra la delincuencia, endureciendo los castigos. Tolerancia cero para el soborno y la coima. Confiscar con más vigor el tráfico de drogas, mediante intervención drástica de la Policía. Este es el panorama en el que tendría que ambientarse quien gane las elecciones. Hay la certidumbre, por la afirmación del Sr. Correa, de que al llegar al poder, en poquísimo tiempo desaparecerían todas las condenas e investigaciones que hay contra él. Es el ejemplo clásico de la degeneración que persiste tras las presiones de la corrupción, algo inaceptable para un Estado de derecho. La otra certidumbre tiene corta duración, apenas de un año y medio para que el Sr. Noboa ponga en práctica el remedio para estos fenómenos que dañan la integridad de la sociedad con reforma estructural de todo el sistema legal, y corregir con profundidad el papel de la Contraloría, hacia el concepto inicial del juicio de residencia para que el costo del delito sea igualmente alto y se disuada su cometimiento.

Francisco Bayancela González

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