Mejora la convivencia entre perros y niños

Los niños aman a los animales. No es raro escuchar que siempre están pidiéndoles a sus padres que “les compren un perrito”, que usualmente se convierten en el mejor regalo de cumpleaños. Pero ¿qué viene luego de que el cachorro está en manos de ese pequeño, que cree que el animal es un juguete?

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La veterinaria Demi Jaramillo reitera que la primera cosa que los padres deben tener en consideración es que una mascota no es un objeto, tampoco un peluche, sino un ser vivo que formará parte de la familia y debe ser respetada y atendida según sus necesidades. “El cachorro debe estar sano para llegar al hogar y entender que el responsable siempre será el adulto, ya que los niños no están aptos para asumir la responsabilidad completa del animal, pero sí puede ser compartida para que así vayan aprendiendo en el camino”.

Si todo va bien, el pequeño se beneficiará de la convivencia con el perro: mejorará su autoestima, ganará en seguridad, favorecerá su capacidad de socialización y fomentará la empatía. Pero para que esto ocurra es indispensable tener en cuenta los siguientes factores.

Los niños siempre que compartan con las mascotas deben tener la supervisión de un adulto para evitar accidentes, muchas veces por curiosidad pueden realizar movimientos hacia los animales que pueden generarles molestias o los pueden lastimar y a su vez hacer que reaccionen en algunos casos de mala manera. Un cachorro se puede volver agresivo por maltrato y factores de ambiente y no necesariamente porque sea una característica de su raza.

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INCULCARLES EL RESPETO

Si para mala suerte del niño el perro lo llegase a morder, la culpa no es de ninguno de los dos, sino del adulto por la falta de supervisión. Para una buena convivencia se debe evitar que el niño lo moleste, para que el perro no reaccione mal. Así conseguirás que el animal entienda que el pequeño es un miembro de su entorno al que no debe temerle. Si ves que el can empieza a gruñir cuando el pequeño se le acerca para jugar o acariciarlo, sepáralos suavemente y con naturalidad. No retes al animal delante de tu hijo. Tampoco lo golpees, porque el infante hará lo mismo.

“Desde pequeños debemos inculcarles el amor y sobre todo el respeto hacia sus mascotas, haciéndoles entender que no deben lastimarlos (golpearlos, halarles el rabo) ni siquiera jugando”, advierte la veterinaria.

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MOMENTOS DE RELAX

Si no quieres que sucedan conflictos, la clave es que compartan actividades relajadas. Es decir, permitir que el perro esté junto al niño mientras estudia, come o mira una película. Así, esa mascota asociará la presencia del niño con momentos de tranquilidad. Hay que recordar que se enseña con el ejemplo y que un niño que aprende a tratar bien a un perro no solo lo hará con el suyo, sino que su comportamiento será extensible a cualquier animal y también a las personas.

Lo que está aprendiendo son valores que favorecen los vínculos emocionales y que le ayudan a entender la relación entre el afecto y el respeto. “Como consejo, si no podemos considerar algunos de estos detalles, lo mejor es no regalarles un cachorro a los niños para así evitar sufrimientos y malos ratos”, asegura la profesional.

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