Como es costumbre en el Ecuador, se prendieron las antorchas con la subida del IVA del 12 % al 15 %. Muchos expertos económicos se han volcado a opinar, a mi parecer, lo más fácil: la subida del IVA va a causar una baja en el consumo. En efecto, una de las consecuencias de esta medida puede ser que el consumo baje por un tiempo pero algo que sí que afecta el consumo, la economía y la convivencia misma de una sociedad es la inseguridad. Y lo hace de distintas formas.
Uno no solo consume menos porque las cosas suben de precio, sino por miedo a que lo poco que se pueda comprar sea robado, o a que te asalten o peor aún, a que te maten cuando estés camino a la tienda.
Estos grandes analistas económicos abogan por las “contribuciones especiales” a las “grandes fortunas” pero las compañías a las que quieren ponerles más impuestos son las que generan trabajo y crean productos que son elegidos por tener el mejor precio.
La única forma de que una empresa llegue a la cúspide es que logre captar sus mercados con buenos productos y precios atractivos.
No dejan de hablar de que no existen políticas de seguridad porque no hay recursos para financiarlas, pero si se toma una medida para resolver aquello (no solo la del IVA) resulta que están afectando el consumo.
La única forma de que nuestra economía pase la dura situación que atraviesa es que se disminuya drásticamente la inseguridad que se experimenta en el país, y eso se logra con recursos y voluntad política.
A un inversionista extranjero más que el IVA o que el ISD, lo que le preocupa es la situación que se vive a diario, con robos, secuestros y muertes violentas.
Es fácil opinar sobre el deber ser de las acciones a tomar para que volvamos a ser un país seguro, pero no actuemos como si lo que se heredó era una economía increíble, con superávit y mucho dinero en caja; a este gobierno le ha tocado recibir una economía deprimida y una delincuencia en auge.