Todos los consejeros del Banco Central evaluaron en la Reunión de Política Monetaria de junio la opción de reducir la tasa clave en 25 puntos base que fue acordada como decisión, aunque varios también evaluaron las opciones de reducirla en 50 pb o de mantenerla en 6%, de acuerdo con la Minuta del encuentro dada a conocer este jueves.
"Todos los Consejeros concordaron en que el nivel actual de la TPM seguía por sobre el rango de valores neutrales que se había estimado a fines de 2023, por lo que la política monetaria aún tenía un carácter contractivo", dijo el documento. La decisión de recortarla en 25 puntos base no fue unánime, ya que la consejera Stephany Griffith-Jones votó por reducirla en 50 puntos base.
"Por lo mismo, en la medida que las brechas de actividad se mantuvieran relativamente cerradas, las presiones inflacionarias de mediano plazo fueran acordes con el logro de la meta de inflación y las expectativas permanecieran ancladas a 3%, la TPM debía seguir reduciéndose durante el horizonte de política monetaria. En lo más inmediato, el escenario central del IPoM de junio consideraba que la TPM había acumulado durante el primer semestre el grueso de los recortes previstos para este año", agregó.
Respecto de la decisión de reducir la TPM en 25pb se indicó que era la opción que mayor coherencia mostraba con el escenario central del IPoM. "Tenía la ventaja de marcar de forma más clara que, pese a la relevancia del shock sobre la inflación, este era transitorio, y la política monetaria podía acomodarlo con una TPM que seguiría reduciéndose en los próximos trimestres. Además, era una decisión que, si se materializaba el escenario central, dejaba espacio para una nueva reducción en lo que restaba del año", dijo.
En cuanto a las opciones de reducir la TPM en 50pb o mantenerla, se mencionó que tenían validez en la medida que se ponderaban más los escenarios de sensibilidad incorporados en el corredor de la TPM.
Por un lado, la opción de mantener se condecía con un escenario donde el impacto en la inflación del mayor gasto y el shock de oferta superaran lo previsto, llevando a una política monetaria más contractiva de lo esperado. Se añadía que, dado que en la primera parte del año se había realizado gran parte de los ajustes de la TPM, permitía ir monitoreando la evolución del escenario.
Por su lado, la opción de reducir 50pb descansaba en una lectura menos benigna de la evolución reciente del gasto, en una visión más negativa de la debilidad de los datos de crédito comercial en la punta o en que los efectos negativos del alza tarifaria sobre el ingreso disponible serían mayores que los previstos.
En contraposición a la opción de reducir en 50pb se planteaba que, de darse el escenario central, adoptar esa decisión podía obligar a una pausa prolongada en el proceso de bajas. Respecto de la opción de mantener se mencionó que podía entregar una señal equívoca acerca de los riesgos que estaba analizando el Consejo.