El Fondo Monetario Internacional (FMI) le dejó claro al Gobierno argentino que, ni técnica ni ideológicamente, está en contra de la aplicación de la moratoria previsional aprobada por el Congreso Nacional en marzo; sino que quiere saber cuál es el costo exacto de la medida. Y, más específicamente, cuanto desvía el nuevo régimen de la inamovible meta de déficit fiscal para este año de 1,9% del PBI.
Según le dejó en claro Gita Gopinath a la delegación argentina que viajó a Washington y se reunió con los funcionarios locales en la sede del organismo, el Fondo no objeta de fondo la moratoria; más allá que no haya sido discutida en el 2022 para su inclusión en el presupuesto del 2023, algo que fue expuesta en al comunicado que el mes pasado publicó el staff definiendo a la medida como “sorpresiva”.
Lo que ahora quiere saber el equipo que fiscaliza al país desde Washington, es el costo fiscal de incorporar al sistema jubilatorio a las casi 800.000 personas que según la nueva norma podrían sumarse al régimen previsional vigente. Y si este es sostenible con la evolución del déficit ante un panorama de pérdida de recaudación por las consecuencias de la sequía.
Desde Buenos Aires se asegura que no habrá que aumentar el gasto previsional (ya quebrado entre ingresos y erogaciones) más de un 0,2% del PBI, y que recién a ese porcentaje se llegaría a mediados de 2024. Afirman además desde Buenos Aires que ese gasto podría incluso ser menor ya que habría menos personas que tramitarían sus jubilaciones a través de la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) destinada a aquellos que no están en condiciones de jubilarse, la cual otorga un monto equivalente al 80% de la jubilación mínima.
Sobre la pérdida de recaudación sobre la inflación de casi 10 puntos porcentuales en promedio durante el primer trimestre del año, desde el Ministerio de Economía se afirma que esa situación es coyuntural, y que para abril habrá otra vez una relación superavitaria entre recaudación y alza de los precios. Para el FMI, que se logre esta promesa será clave para no cuestionar la nueva moratoria ya que, afirman desde Economía, cuando se retome el ritmo positivo, el gasto para los nuevos jubilados distribuidos a lo largo de los próximos meses, será de impacto nulo en las cuentas fiscales.El tema previsional es uno de los capítulos que durante esta primera quincena de abril se analizará entre las partes, para luego ser discutido cara a cara entre los funcionarios del ministerio que maneja Sergio Massa y la conducción del FMI de Kristalina Georgieva, cuando se vean nuevamente las caras en dos semanas durante la cumbre de Primavera del FMI y el Banco Mundial de Washington, donde viajará además del ministro de Economía y su equipo el presidente del Banco Central Miguel Pesce.
Antes de esta cumbre habrá que definir, entre otros tópicos y además del costo de la moratoria, la política monetaria, la manera en que Argentina eliminará los subsidios a las tarifas de servicios públicos para los sectores de menores recursos (algo que fue reclamado personalmente por Georgieva ante Massa en la cumbre del G20 de la India), qué hará el país con el demorado revalúo inmobiliario, cómo se espera que se incremente el ritmo de liquidación sojera con la aplicación del Soja III, cómo se manejará la cuestión de la deuda en pesos y la eventual emisión monetaria vinculada, cuál será la estrategia ante la aceleración inflacionaria (y cuál sería la nueva marca que las dos partes aceptarían para este año ya por arriba del 60%) y, fundamentalmente, como marcha la operatoria de canje de deuda pública para que el Tesoro disponga de más herramientas para controlar el dólar financiero.
