Techo de cristal en el Poder Judicial

 Techo de cristal en el Poder Judicial

Un estudio develó porqué las mujeres no llegan a los cargos más altos de la Justicia argentina, a pesar de contar, en promedio, con mayor capacitación que los varones. Se trata de un análisis de la organización Fundar, del que se desprende que la falta de perspectiva de género en los criterios de selección de jueces y juezas perpetúa la desigualdad de oportunidades.

El dato es conocido: las mujeres representan el 54% de todo el sistema de justicia argentino, pero ocupan apenas el 25% de los cargos de mayor jerarquía. Estas cifras no se mueven desde hace dos décadas, por lo que sólo un diagnóstico claro sobre las causas haría posible lograr un mayor acceso de las mujeres a las magistraturas. Y, por lo tanto, dotar al servicio de justicia de una visión de género.

Johanna Cristallo, directora del área de Justicia de Fundar, explicó en diálogo con Ámbito que la mirada debe estar puesta en los concursos para la designación de magistrados/as, ya que no tienen en cuenta las faltas de políticas de cuidados y la desigualdad estructural, entre otras cosas:

“Los cargos de jueces y juezas se concursan, eso quiere decir que, para llegar, hay que atravesar un procedimiento reglado. Ahora bien, esas reglas que rigen estos procesos a simple vista parecen objetivas y neutrales y probablemente lo son, pero ese es el problema, no contemplan la desigualdad estructural que sufren las mujeres”.

Ámbito: ¿Y cómo debería contemplarse esa desigualdad estructural en los criterios de selección?

JC: Las reglas de los concursos presuponen que para ser juez o jueza tenés que rendir un buen examen, haber tenido una trayectoria importante en la Justicia o en el ejercicio de la profesión. Haber publicado artículos, libros, haber dado clases (cuanto más alto tu cargo docente mejor) y haber hecho posgrados. Ahora, me detengo en dos cuestiones: se evalúa la trayectoria en años y en cargos, se supone que cuanto más cargo y más años, más puntos mereces para llegar a la magistratura. Pero no se evalúa, por ejemplo, tareas de gestión, o tu nivel de desempeño en esos cargos o en tus tareas profesionales. El tema es que, si me paso todo el día trabajando es muy difícil que pueda dar clases, publicar libros, o hacer posgrados. Probablemente podré hacer algo de todo eso, pero todo es muy complicado y si tengo hijos/as, es más difícil aún.

A: ¿Y esas reglas son más difíciles de alcanzar para una mujer que para un varón?

JC: Es que las reglas que rigen los concursos ponen tantos requisitos que son incompatibles con las tareas de cuidado. Eso genera que las mujeres lleguen más tarde o simplemente no concursen. Entonces, si no modificamos esas reglas, difícilmente vamos a romper ese techo de cristal existente hoy.

El estudio señala que, a pesar de estar en promedio más capacitadas, del total de quienes se presentan a los concursos apenas el 23% son mujeres. La cifra surge del análisis de los concursos desde el año 1999 a 2018, con un total de 3963 postulantes a las 104 contiendas realizadas para los 226 cargos de camarista.

La conclusión a la que arribó el informe es que que existen barreras invisibles que desalientan a las mujeres a competir para ocupar puestos de mayor decisión y jerarquía. Barreras que hoy no están contempladas en los procesos de selección. Es decir, concursos que no tienen en cuenta que se desarrollan en el marco de una sociedad desigual en términos estructurales. Mujeres y varones no parten de la misma posición.

El informe concluye que más cupos de género en la Justicia; mayor peso relativo en el puntaje final a los exámenes de oposición que a los antecedentes y campañas para incentivar a las mujeres a presentarse a los concursos podrían ser algunos de los elementos a utilizar para resolver la problemática.

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