La economía de la marmota

 La economía de la marmota

El día de la marmota es una película en la cual, el protagonista vive el mismo día una y otra vez, casi en un loop, hasta que se da cuenta de lo que sucede. La economía argentina parece estar en el mismo efecto, no por un hecho fortuito ficticio sino por la falta de proyecto de crecimiento y desarrollo que permita cambiar la macroeconomía permanentemente herida.

El dólar agro como medida no es una sorpresa ni una novedad como era el primer dólar soja, sino que es como el día de la marmota. La sequía reduciría en 45 millones de toneladas la cosecha de soja para el año, reduciendo las exportaciones en por lo menos 10 mil millones de dólares, incluso, hay ruralistas que utilizan los restos de una producción no exportable para alimentar animales como si fuera pasto. Contabilizando todas las exportaciones del agro, podría reducirse las salidas por 20 mil millones de dólares, lo que a las arcas estatales se reduce en por lo menos, 6 mil millones de dólares.

Sin una visualización de un achique del gasto público en el corto plazo, las medidas a aplicar por la gestión de gobierno son una figurita repetida en el álbum de la historia económica no del país, sino de este propio presidente y equipo. Dólar especial para las exportaciones agrarias, cierre mayor de las importaciones, dólar unificado para servicios en dólares y turismo para evitar fuga de dólares a gastos con tarjeta en el exterior, mayor déficit cuasifiscal y fiscal, canje de bonos, emisión monetaria desbocada ante el escenario electoral.

En lo que va del año, el BCRA vendió más de 3 mil millones de dólares, en un inicio de año que es de los peores de los últimos años, aunque contando el cepo mega hard aplicado, es verdaderamente algo inédito. Las compras al exterior cayeron más del 10% en febrero y en torno al 4% en el año, consecuente con el aporte de 2800 millones de dólares del sector agroindustrial, lo que es menor que las ventas de la casa de la política monetaria argentina.

Las autoridades no le encuentran una solución y en lo único que piensan es que el problema se debe a Macri, a la pandemia, a la guerra y a la sequía. La respuesta es que el gasto consolidado está cerca del 40% del PIB, con un promedio en la última década del 39% y 15% más que el promedio de 1993-2004, donde era del 23%. Un Estado Nacional que duplicó su tamaño en 10 años, mientras que las provincias lo incrementaron en un 60%, la pobreza está en un 40% y no baja del 25% hace por lo menos 30 años. Que desde la vuelta de la democracia hay una inflación en promedio del 75% anual sin contar la híper y un PIB per cápita creciendo solo a un 0,9% con una población subiendo al 2% anual en los últimos sesenta años.

Una economía que suplicó las importaciones en términos monetarios en 15 años y de las cuales, el 16% pertenece a combustibles y lubricantes, teniendo yacimientos y empresa nacional y en años de elevado crecimiento, los bienes intermedios representan el 40% del total y muestra que la sustitución de importaciones en si no es un modelo que funcione de forma permanente, sino que es de stop and go, y demanda cada vez más divisas, mientras que internamente, los argentinos pagan más que en el exterior por productos altamente subsidiados y con alto nivel de impuestos.

Volviendo a la temática principal que era escribir sobre el nuevo dólar agro, los 6 mil millones que se piensan recaudar ayudarán en el corto plazo en el plan llegar, que se basa en alcanzar las elecciones próximas, pero que traería más fuego a la inflación, ya que, cumpliendo con esa absorción de divisas, la emisión sería del 0,8% del PIB, con consecuencias graves en cuanto a atraso cambiario y déficit cuasifiscal.

Que lo que generó el primer dólar soja y el segundo es un incentivo a que los productores esperen este anuncio y liquiden cuando tengan esta “ventaja cambiaria”, mientras esos dólares se esfuman por el atraso cambiario y la sensación de estar barato, además del gasto público que es el más alto de la región pero no resuelve los problemas macro.

Será otro día de la marmota, otra vez la misma escena una y otra vez, pero sin resolver los problemas de fondo, que no se resolvieron con las anteriores gestiones, pero que reflorecen más frecuentemente que antes, con efectos económico sociales menos salvables.

Economista y Docente (UBA). Maestrando Políticas Públicas. Consultor. Asesor en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

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