La segunda mayor caída bancaria en la historia de EEUU: ¿Presagio de una recesión?

 La segunda mayor caída bancaria en la historia de EEUU: ¿Presagio de una recesión?

¿Cuál es la mejor estrategia de inversión en este contexto?

La relación entre las quiebras bancarias y las recesiones en los Estados Unidos es un tema actual de interés para quienes debemos seleccionar la mejor estrategia de inversión. A menudo, se ha observado que la quiebra de bancos importantes puede desencadenar en una recesión económica.

Además, la inversión de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos también puede ser un indicador importante de las recesiones futuras. Esta inversión se produce cuando los rendimientos de los bonos a largo plazo son más bajos que los rendimientos de los bonos a corto plazo. Esto indica que los inversores están preocupados por la economía y esperan una caída de la actividad en el futuro.

Las alarmas ya se han encendido, hemos asistido a la segunda mayor quiebra bancaria en EE.UU. y, desde hace unos meses, la curva de rendimientos del tesoro se encuentra invertida.

Un ejemplo de quiebras bancarias que afectaron significativamente a la economía de los Estados Unidos fue la crisis de los Savings & Loans (nuestras Cajas de Ahorro y Préstamo) de la década de 1980. En esa época, se habían expandido rápidamente y habían tomado riesgos excesivos en la inversión inmobiliaria, lo que provocó que más de 1000 entidades entraran en quiebra. La crisis resultante tuvo un impacto significativo en la economía de los Estados Unidos.

Para traer lo antedicho a la situación actual, encontramos en común al menos dos aspectos relevantes. El primero es la agresiva suba de tasas de interés por parte de la Reserva Federal para contener la inflación (en aquel momento Paul Volcker), e igual que entonces una alta exposición de los bancos pequeños y medianos al crédito al sector inmobiliario comercial (CRE por sus siglas en ingles).

Mas cerca en el tiempo, otro ejemplo de quiebras bancarias que tuvieron un impacto importante en la economía fue la crisis financiera de 2008. En esa época, la quiebra de bancos importantes y otras instituciones financieras, como Lehman Brothers, tuvo un efecto dominó en la economía mundial, lo que provocó una recesión global que afectó a muchos países, provocando la mayor caída en la actividad económica en la posguerra. Otra vez como presagio, en 2007, los diferenciales de rendimiento del tesoro a de 10 años vs. 2 años, y 10 años vs. 3 meses se invirtieron ligeramente alertando de la recesión en ciernes.

Aunque la inversión de la curva indica que los ajustes monetarios son demasiado agresivos, no predice la naturaleza o la gravedad de la inminente recesión económica. Lamentablemente, no podemos medir la gravedad de una contracción económica a partir de la magnitud de la inversión de la curva de bonos. Es un compás que nos da dirección, pero no magnitudes.

¿Qué podemos esperar de la recesión que se anuncia en el presente, si es que las alarmas tempranas funcionan nuevamente en el pronóstico?

En la actualidad, no parece que nos encontremos ante el escenario más temido de un des apalancamiento o liquidación forzosa de los balances en dificultades tanto de las empresas y los consumidores. En cambio, probablemente veamos un ajuste o reducción en los “estados de resultados”. Por ejemplo, los consumidores, después de haber gastado sus "ahorros extraordinarios" acumulados en pandemia, comenzarán a ahorrar más en respuesta a las tasas de interés más altas (la tasa de ahorro ha subido en los últimos 5 meses), lo que hará que el gasto del consumidor se debilite.

Aun antes de la crisis de los bancos regionales, y al igual que en la previa de las últimas recesiones excepto la del COVID, ya se observaba una contracción de las condiciones crediticias. Esto se produce porque los bancos se ponen más reacios a prestar, ya sea por temor a sufrir una salida de depósitos o bien por los efectos mismos de la suba en la morosidad que produce la baja en la actividad económica. El banco de inversión J.P. Morgan estima que el efecto de este endurecimiento de las condiciones crediticias puede conducir a una reducción del 0,8% en el PBI norteamericano. Históricamente, señala el banco, un shock de este tipo podría conducir a una caída del 2%. Sin embargo, debido al aumento del crédito privado y la extensión de los plazos de la deuda existente, el impacto en el PIB puede ser más moderado esta vez.

Por otro lado, los precios del petróleo, que actúan como un impuesto al crecimiento, ya han caído un 33% desde sus máximos de 2022 y 20% contra el promedio del año pasado. Se agrega a esta ayuda, el viento a favor que implica la baja del dólar contra sus pares. Esto sugiere que los menores costos de energía y un dólar más débil probablemente reducirán la presión sobre los sectores empresariales y de consumo, amortiguando la recesión económica. Finalmente, la recesión encontraría de punto de partida un mercado laboral muy fuerte, generando una suba de la tasa de desempleo a niveles aun aceptables en el vaivén de los ciclos económicos.

En resumen, las quiebras bancarias y la inversión de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos están relacionadas y pueden tener un impacto significativo en la economía y en los mercados financieros. A lo largo de la historia de los Estados Unidos, ha habido varios ejemplos de quiebras bancarias y crisis financieras que han provocado recesiones económicas, lo que nos permite aprender del pasado. Es importante prestar atención a las señales de advertencia y tomar medidas anticipatorias para diseñar la estrategia de inversión más adecuada para este contexto.

Por el lado de la renta fija, existen oportunidades selectivas, en particular en bonos de alta calidad crediticia. Dado que la Reserva Federal está en su fase final de ajuste, los niveles actuales de rendimientos en las curvas de bonos de alta calidad resultan atractivos, en particular en el tramo corto. La calidad crediticia es una ventaja en un ámbito económico como el que se avecina.

Como contrapartida, el riesgo de un retorno modesto o negativo para el S&P 500 en 2023 aún persiste como resultado de un entorno de tasas más altas, políticas monetarias y fiscales restrictivas, y contracción crediticia que pueden llevar a la economía a una recesión.

Director Asset Management de Criteria

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