El estado ecuatoriano debe recuperar algunos cientos de millones de dólares solo entre los casos de corrupción más sonados. Seguramente es muchísima más plata la que está perdida en la estratosfera si incluimos los obscenos montos que se escuchan acompañando con histrionismo político los procesos judiciales.
Y el estado no ha recuperado prácticamente nada.
Tampoco debería llamarnos tanto la atención. Esta es solo una más de las cosas que el estado moderno (y no me refiero sólo al ecuatoriano) hace muy mal. Y la hace mal por partida doble, al punto que bien justificaría revelarse.
De una cosa la otra: el SRI cobra y cobra; persigue a ciudadanos de menores niveles de ingreso por un lado ampliando permanentemente su base imponible, como por otro lado va detrás de empresas que sofistican sus estrategias fiscales. Les cobra a los formales y les va cobrando incrementalmente a los informales de buena fe. Hasta cooperación internacional existe y es muy activa para esto. Varias funciones del estado intervienen, por lo que no cabe la duda de que esto es un tema meramente administrativo o meramente judicial. Pero resulta que el estado no logra cobrarles a los sentenciados de corrupción. Nada.
Las proporciones son insultantes. Al estado le pueden robar por cientos de millones anuales sus propios funcionarios enconchabados con corruptores privados, pero todo el andamiaje de ese estado apunta a cobrarle impuestos incrementales a las personas de bien que bregan día a día para quedarse con menos del fruto de su trabajo.
¿Cuántas personas representan el proceso administrativo del SRI? ¿Cuánto presupuesto y recursos se destinan a cobrarle más a los honestos? Alternativamente, ¿cuántas personas representan el proceso de cobranza de la plata desaparecida de la corrupción?
¿No debería ponerse una cosa al lado de la otra en una balanza y revisarse así, no de otra forma, la ejecución presupuestaria y el destino de los recursos asignados a las distintas actividades del estado?
No hacerlo bien es alimentar la impunidad, financiarla, auspiciarla.