El presidente francés, Emmanuel Macron, promulgó por decreto la reforma jubilatoria. Lo hizo pocas horas después de recibir el aval de la justicia constitucional y pese al rechazo de los sindicatos y la oposición que llamaron a redoblar las protestas que desde hace tres meses tienen lugar en todo el país.
El Consejo Constitucional francés validó algunas horas antes el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.
"Decidimos promulgar la Ley a menos de 24 horas de la decisión del Consejo Constitucional como es el caso para todas las leyes económicas y la misma entrará en vigor en septiembre próximo. Le pedimos a los franceses que hagan un esfuerzo y acepten esta reforma", afirmó al diario Le Parisien el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt.
Aunque esto representa una "victoria jurídica" para el mandatario, la prensa francesa de forma unánime publicó este sábado que se trata de una "victoria pírrica" y "un desastre para la nación", en referencia a la oposición mayoritaria a la reforma, consignó la agencia de noticias AFP.
Los sindicatos alertaron que Francia vive una "crisis democrática", después que el presidente decidiera a mediados de marzo adoptar por decreto su impopular ley, al temer perder la votación en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta.
Tras el dictamen del Constitucional, se registraron incidentes en varias ciudades, como en París, donde hubo 138 detenidos. En Rennes, se incendió la puerta de una comisaría y, en Marsella, hubo disturbios en la estación de trenes.
Las centrales sindicales, sector desde enero viene impulsando las protestas, ya convocaron una "movilización excepcional" el 1º de mayo, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, para marchar contra la reforma. Los sindicatos ya rechazaron reunirse con el gobierno y con Macron antes de esa fecha.
El 3 de mayo, el Constitucional debe pronunciarse sobre una petición de la oposición de izquierda para organizar un referendo sobre limitar la edad de jubilación a 62 años, tras rechazar el viernes una primera solicitud similar.
Los opositores están decididos a continuar y se aferran a un antecedente no tan lejano: en 2006, las protestas obligaron al Gobierno del entonces presidente Jacques Chirac a no aplicar un polémico contrato para jóvenes, pese a estar promulgado.
Por su parte, Macron, cuya popularidad cayó en los sondeos a menos del 30%, se dirigirá a la población el próximo lunes en discurso televisado para defender la reforma de pensiones, según confirman fuentes del Elíseo a los medios franceses.
Más allá de la reforma, que según el Ejecutivo es para evitar un déficit de 13.000 millones de euros en la caja de las pensiones para 2030, el presidente se juega también poder aplicar su programa durante su segundo mandato hasta 2027.
"Macron quiere intimidar a toda Francia de la noche a la mañana", lamentó el líder opositor de izquierda, Jean-Luc Mélenchon, con la entrada en vigor de la reforma publicada cerca de las 5 de la madrugada en Francia.
Por su parte, el fundador de La Francia Insumisa (LFI) afirmó que "la lucha por la revocación de la ley es ahora una cuestión de dignidad" y señaló al presidente por mostrar un "despliegue de arrogancia" al promulgar la Ley de forma tan rápida.
"Una ley promulgada de noche, como los ladrones", reaccionó en sintonía el dirigente comunista, Fabien Roussel. "¡Qué provocación! Nueva fanfarronada de Macron mientras el país nunca estuvo tan fracturado", tuiteó Marine Tondelier, líder del partido Europa Ecología Los Verdes (EELV).