El Banco Central de la República Argentina (BCRA) tendrá una semana clave para definir qué es lo que hará con la tasa de interés de los plazos fijos tradicionales luego de que el Instituo Nacional de Estadística y Censos diera a conocer la inflación de marzo.
La presión hacia el organismo viene en dos niveles: en principio por elevar la tasa de política monetaria al rendir 6,5% de TEM mensual que fue negativa por segundo mes consecutivo. En segundo lugar, la autoridad monetaria se verá impulsada a subir el ritmo de la devaluación al tipo de cambio.
Para los ahorristas, esta es una semana de "wait and see" por lo menos hasta el jueves. Si bien hay varias especulaciones del mercado de que el Central elevará la tasa, nunca está confirmado hasta último momento. De hecho, el mes pasado, luego de que la inflación de febrero diera 6,6% tomaron la decisión de subir la tasa nominal anual (TNA) del 75% al 78% pese a las dudas iniciales.
Según el último informe de Ecolatina, el primer trimestre dejó un piso más elevado de cara al resto del año, donde seguiremos viendo una elevada y persistente inflación, alimentada por una fuerte inercia, creciente indexación y acortamiento en los plazos de los contratos, junto a la falta de anclas: habrá nuevas subas en tarifas de servicios públicos, un crawling peg que no podrá ralentizarse y paritarias que ejercerán presión en el año electoral. A eso se le sumará el impacto de las restricciones a las importaciones sobre la disponibilidad de bienes y el impacto del “dólar agro” sobre bienes de la canasta de alimentos.
Todo esto en medio de la incertidumbre que imprimirá la transición electoral, con potenciales tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación que ejercerían presión adicional, agudizadas por el pronunciado impacto de la sequía sobre la disponibilidad de divisas y frente a un programa “Precios Justos” que poco podrá influir sobre esta dinámica.
En este contexto, las expectativas de inflación para 2023 mostrarán un incremento, consolidando un piso del 110% para el año.
El economista Federico Glustein pone en duda esa posibilidad porque considera que el BCRA “va a tratar de evaluar las proyecciones de inflación de abril antes de subir nuevamente la tasa”. Así, dice que ve poco probable que la tasa suba este mes y explica que esto también se justifica con el hecho de que la TEA está aún por encima de la proyección inflacionaria del 105% para el año.
Glustein prevé que, con los datos de inflación de abril sobre la mesa, sí tendría que haber un ajuste de tasas seguramente, porque la proyección anual podría subir. “El tema es que, si cada vez que el dato de inflación es más alto se sube la tasa, termina siendo una política regresiva”, explica. Así, considera que, si retoca al alza los rendimientos del plazo fijo en pesos, lo hará de manera conservadora (en torno a los 200 puntos básicos) y opina que “para que tenga sentido, debería hacer un ajuste de 500, por lo menos”.
Para Salvador Di Stéfano, se espera que la tasa de política monetaria en el mes de abril se ubique por encima del 80,0% anual para equiparar los rendimientos de plazo fijo con la inflación. De lo contrario, habrá un proceso agresivo de dolarización de carteras, lo que podría generar una mayor demanda de dólares y afectar negativamente la economía”.
Los que si tuvieron un buen desempeño el mes anterior fueron los que colocaron en instrumentos ajustados por inflación como el Plazo fijo UVA. Lo mismo para quienes invirtieron también en febrero.
Sin embargo los que apostaron al dólar blue perdieron (5,3% frente a una inflación del 7,7%). No fue el caso de aquellos que compraron al MEP que obtuvieron un alza de más del 10% en marzo. Por lo cual, en el acumulado del 2023 el dólar MEP se encuentra más cerca de empatarle a la inflación (21,7% acumulada) al igual que el CCL, mientras que el plazo fijo, el dólar oficial y el dólar blue han quedado rezagados varios puntos por debajo del IPC.
Una mención aparte merece el Bitcoin, que para aquellos inversores más arriesgados tuvieron un alza del 83% acumulada.