A falta de dólar, ¿son buenos los yuanes?

 A falta de dólar, ¿son buenos los yuanes?

El miércoles 26 de abril pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció “la activación del swap con China, que permitirá que en mayo se paguen con yuanes más de 1.040 millones de dólares correspondientes a importaciones provenientes del país asiático”, de acuerdo con información ministerial.

Si bien se fundamentó que esta medida se aplica debido a que el monto en dólares corresponde a “importaciones reprogramadas desde un tercer país que se refacturaban en dólares”, se precipitó ante la falta de reservas en dólares, la renegociación con el FMI y mientras sectores poderosos desarrollaban una amenazante corrida cambiaria.

El colosal préstamo en dólares que el FMI le otorgó al gobierno de Macri en nombre del Estado argentino permitió una mayor dolarización de activos y devaluaciones abruptas que se tradujeron en un proceso inflacionario elevado. También es una subordinación mayor al dólar estadounidense tanto debido al monto del endeudamiento como a las extorsiones y condicionalidades que se exigen por incumplir un programa incumplible.

Conducido por la nación emisora de dólares, el FMI reclamó -para adelantar desembolsos- una devaluación significativa y restricciones geopolíticas con respecto a China. Independientemente del significado y las implicancias de las exigencias, ambas no podían cumplirse al mismo tiempo si las autoridades locales intentaban que la situación económica no se desmadre.

Al obstruir los desembolsos, se forzó a la búsqueda de otro medio de pago distinto del dólar para el pago de importaciones. La realidad se impuso mediante el yuan.

Es importante recordar que, en el informe “La fragmentación geoeconómica y el futuro del multilateralismo”, el FMI analizó: “Los acontecimientos geopolíticos recientes han aumentado el riesgo de fragmentación en el pago internacional sistema […] podría dar lugar a cambios en las preferencias de los países sobre la composición monetaria de sus divisas y reservas”. No sólo eso, los cambios que se avizoran son más profundos: “La futura transformación del comercio, finanzas, y las cadenas de valor mundiales influirán en la demanda transaccional y facturación en diferentes monedas […] pueden reducir la demanda de dólar estadounidense para transacciones y facturación en el resto del mundo”, concluye el informe.

Aclarando que “la cuota del yuan en los pagos mundiales sigue siendo muy baja”, este medio informó que “por primera vez, el yuan superó al dólar como moneda más usada en transacciones transfronterizas”. China y Brasil, los principales socios comerciales de Argentina, resolvieron que su intercambio no continuará como hasta ahora: ya no será mediado por dólares, sino que se realizará con sus respectivos dineros nacionales.

Aunque la reacción argentina de esta semana sea en principio un acontecimiento aislado en la gestión, es una manifestación más de que el dólar ya no es el patrón exclusivo del mundo, que está cambiando y Argentina resolverá cómo insertarse en éste por muchos años en las elecciones presidenciales de 2023.

Economista UBA-UNdAv. (@Pablo_Ferrari77)

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