El enoturismo está ocupando un lugar cada vez más destacado dentro del sector vitivinícola. Pasó de ser una experiencia marginal para los visitantes a convertirse en una unidad de negocios que aporta ingresos sustanciales para las bodegas. Esto se refleja en cifras concretas: en 2020 se dedicaban a esta actividad 200 bodegas distribuidas en 14 provincias; en cambio, en la actualidad hay casi 400 bodegas que abren sus puertas al turismo en 17 provincias.
La relevancia que adquirió el turismo enológico fue uno de los factores que tuvo en cuenta el gobierno nacional para la creación de un Fondo para el Desarrollo del Enoturismo (FDE) que administrará $300 millones para financiar su desarrollo entre los pequeños y medianos productores de vinos.
El FDE fue creado a partir de una iniciativa de la Corporación Vitivinícola (Coviar), que firmó un acuerdo con el Ministerio de Economía de la Nación. El Fondo otorgará a las bodegas Aportes No Reembolsables (ANR), que se destinarán a desarrollar e impulsar emprendimientos enoturísticos en infraestructura o capital de trabajo, fortaleciendo la cadena de valor del sector y el desarrollo de las economías regionales.
Está destinado a elaboradores y productores vitivinícolas de todo el país que estén o no abiertos al turismo. Además, busca generar herramientas para el fomento y desarrollo del sector en su conjunto y de los emprendimientos enoturísticos, actuales o por venir, que incentiven con sus acciones y actividades la optimización de recursos humanos, capacitaciones y soportes tecnológicos.
Los aportes no reintegrables atenderán el reacondicionamiento del turismo receptivo en bodegas y viñedos. Una parte se destinará a la formación de guías especializados en enología.
Los principales desarrollos están ligados a bodegas radicadas en la región de Cuyo, pero también están distribuidos en otras provincias productoras, con mayor o menor actividad productiva, como la propia provincia de Buenos Aires.
En territorio bonaerense se destacan dos emprendimientos que elaboran vinos a la par que ofrecen experiencias de inmersión para los visitantes. Uno está en Chapadmalal, donde el grupo Peñaflor tiene la bodega Trapiche Costa y Pampa, que produce vinos oceánicos a pocos kilómetros de la playa. La otra experiencia es Bodega Gamboa, que generó una experiencia turística y gastronómica en sus viñedos ubicados en la localidad de Campana, a una hora de la Capital Federal. El éxito de ésta experiencia motivó a la bodega a comprar terrenos en General Madariaga, cerca de Pinanar, para avanzar con un segundo desarrollo de características similares.