El Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) votó de forma unánime la primera huelga en 15 años, al fracasar las negociaciones con los representantes de los grandes estudios y compañías de cine y series. Con el terror que proyecta el recuerdo de la misma medida en 2007, Hollywood entra en otro paréntesis que se hará sentir en las producciones y que podría (debería) dejar consecuencias hacia el futuro.
Este primero de mayo venció el contrato de tres años que tenían establecido y que se intentó renegociar desde el pasado 20 de marzo. La primera consecuencia inmediata fue que los talkshows más famosos de la industria (Jimmy Kimmyel, Fallon, Stephen Colbert y John Oliver, entre otros) no saldrán al aire por tiempo indeterminado.
Si bien el impacto profundo podría tardar en sentirse en el extremo de la cadena de producción que observamos los consumidores (las películas y series terminadas), el otro extremo es efectivamente el de los guionistas. "Este negocio empieza en las páginas", declaró a Variety Courtney Perdue, guionista de Gossip Girl, y sentenció: "Sin páginas, no hay ganancias".
El 5 de noviembre de 2007, la WGA entró en una huelga que duró exactamente 100 días. En ese momento, las negociaciones se detuvieron al no poder llegar a un acuerdo sobre varias demandas. Dos de esas demandas tienen impacto de nuevo en la medida de fuerza actual: los residuales y las compensaciones sobre "nuevos medios".
En Hollywood se le llama residuales a las compensaciones financieras que un trabajador obtiene de nuevas ganancias que genere un proyecto en el que trabajó. Estamos hablando de reestrenos, retransmisiones en TV y los dos casos paradigmáticos: la venta de DVD en 2007 y el streaming en la actualidad.
Esa huelga y sus consecuencias tuvieron un enorme impacto en la actualidad de la industria. Por una parte, el proceso de producción de las películas y series estaba determinado de tal forma que los consumidores sin duda sintieron los efectos. Sin guiones, los programas semanales escritos día a día, las series de canales de aire y cable, y las películas que debían tener guiones listos para comenzar a rodar o que estaban filmándose y no tenían guionistas se vieron duramente afectadas. Héroes, LOST y James Bond: Quantum of Solace fueron solo algunos de los productos que se vieron sustancialmente modificados por la huelga.
Para febrero de 2008, el 92% del sindicato votó volver a trabajar tras conseguir una importante victoria sobre su vínculo con los productos para "nuevos medios" (descargas por internet, streaming, programación para smartphones, contenido directo a internet y otros métodos de distribución on-demand y online), años antes de que la tecnología cambie Hollywood para siempre. Este logro obligó a que, años después, empresas como Netflix y Amazon estuvieran obligadas a contratar escritores bajo las reglas de la WGA y con los valores establecidos en ese momento, que ahora se exige que se vuelvan a discutir.
El sindicato de guionistas discute cada tres años un nuevo acuerdo con la AMPTP, cámara que agrupa a los grandes estudios y compañías de Hollywood (Netflix, Paramount, Warner Bros. Discovery, Fox, Disney, Comcast/NBCUniversal, Apple y Amazon, entre otras). Después de la pandemia y en plena crisis del modelo de negocios del streaming, la WGA consideró que la situación de los guionistas se precarizó a niveles ya insostenibles.
"La supervivencia de la escritura como una profesión está en juego", expresó la WGA en un comunicado que detallaba: "De la mano del giro de la industria al streaming, los guionistas encontramos nuestro trabajo devaluado en todas sus instancias. Mientras las ganancias de las compañías siguen siendo altas y el gasto en contenido creció, los escritores nos quedamos atrás".
En ese marco, el sindicato aseguró que "las compañías utilizaron la transición al streaming para recortar el salario de los guionistas y separar el proceso de escritura de la producción, empeorando las condiciones de trabajo en todos los niveles" y sentenciaron: "La AMPTP quiere crear una economía de trabajo freelance donde antes podías tener una carrera de tiempo completo".
Durante el mes y medio de negociaciones, hubo una serie de demandas que no fueron acordadas y que dispararon el conflicto:
La WGA pidió que las salas de guionistas en preproducción, donde se escriben las series mucho antes de que comience una producción, tengan un mínimo de seis a 12 escritores, dependiendo de la cantidad de episodios a escribir. También incluye reglamentación para la contratación de guionistas que trabajen en reescrituras durante el rodaje. Esto fue negado por los estudios, tomando como contra ejemplo el caso de la serie The White Lotus de HBO que fue solo escrita por su creador y director Mike White.
Uno de los grandes puntos de conflicto se da alrededor del tiempo que pasan los guionistas en los rodajes, algo que estos consideran crucial para formar la experiencia en el trabajo y que ha disminuido dramáticamente tras la implementación de las salas de guionistas en preproducción. El sindicato propuso que los guionistas deben estar contratados un mínimo de tres semanas por episodio (y un máximo de 52), con la mitad de los guionistas aún empleados durante el rodaje y al menos uno durante la postproducción.
En una disputa que los guionistas llamaron "preservar las salas de escritores" y los estudios bautizaron "ocupación mandatoria", estos últimos rechazaron la propuesta argumentando que pueden pasar meses entre que se termina un guión, se lo aprueba, se comienza a rodar y se completa la producción.
El sindicato de guionistas pidió que el mínimo de residuales que sus miembros reciben de las ganancias de una producción en el streaming aumenten durante los próximos tres años en un 6%, 5% y 5%. Según ellos, la AMPTP ofreció un aumento base de 2% con un aumento los próximos tres años de 4%, 3% y 2%.
Además, la WGA pidió que un factor de la fórmula para calcular los residuales incluya a los suscriptores fuera de EEUU y un premio por el éxito de los productos. Esto fue ante una realidad de Hollywood difícil de cambiar: los dueños de las plataformas de streaming como Netflix, Apple o Amazon siguen las reglas de Sillicon Valley de no proveer información y por lo tanto no existen datos oficiales sobre la cantidad de personas que ven determinada serie o película.
Con el boom de la inteligencia artificial en los últimos meses y sus posibilidades para afectar el trabajo creativo (algo que está en discusión incluso entre los expertos), la WGA propuso que la inteligencia artificial "no puede escribir o reescribir material literario" y no puede "ser usada como fuente de material". La asociación de los estudios solo accedió a estudiar el tema con la posibilidad de introducir reuniones anuales "para discutir los avances de la tecnología".
El impacto de la huelga se mide en tres secciones diferentes: las producciones para los canales que nosotros llamamos "de aire"; las producciones para cable y las de streaming. Las primeras son las más afectadas y que ven consecuencias al instante. Esto quedó demostrado con el anuncio de que los late night shows más populares entraron en pausa por tiempo indeterminado.
Programas como el de Jimmy Fallon, John Oliver o Stephen Colbert trabajan con guionistas hasta el último minuto antes de salir al aire y, por lo tanto, no podrán continuar. En las redes sociales, muchos recordaron con ironía cuando Conan O'Brien (conductor de late night y guionista) pasó su programa viendo durante cuánto tiempo podía girar su anillo de casado para enfatizar cómo es un talk show sin escritores.
El siguiente eslabón, los programas para cable (como NCIS, Grey's Anatomy o hasta Los Simpson), tienen asegurada su programación para los próximos meses, pero la temporada a comenzar entre septiembre y octubre de este año se verá afectada. Normalmente, la escritura para las series que se estrenan en lo que llaman "la temporada de otoño" (nuestra primavera), comienza entre mayo y junio por lo que esa temporada podría retrasarse o incluso acortarse (salir con menos episodios).
Las películas son uno de los casos más difíciles de determinar. La experiencia indica que las producciones que deben comenzar su rodaje y no tienen guión terminado o que no podrán reescribir durante la filmación se verían gravemente afectadas (el ejemplo de James Bond o X-Men Orígenes: Wolverine resuenan de la huelga pasada). Aun así, los medios especializados apuntan a que si el paro se extiende, lo más posible es que haya retrasos y, en consecuencia, menor cantidad de estrenos a partir de la segunda mitad de 2024.
Sin duda, el streaming es el gran enemigo para los guionistas porque no solo cambió los parámetros establecidos en la huelga anterior si no que no es lo mismo una medida de fuerza entonces que ahora. Según el último reporte de Nielsen, ahora el streaming representa un 34% del uso de televisores, mientras que los canales bajaron a un 24%.
Además, el sistema de producción que la WGA quiere modificar (donde el contenido se escribe mucho antes de ser aprobado y filmado) al mismo tiempo permite que, como dijo Ted Sarandos CEO de Netflix, tengan "una gran base de series y películas de todo el mundo que podrían mantenernos durante un largo tiempo". Esto deja en evidencia que la huelga debería durar muchos meses para poder afectar la máquina de producción en la que se basa la industria del streaming.
Uno de los ejemplos que más resonó en el primer día de la medida de fuerza fue la confirmación de que la segunda temporada de House of The Dragon, el spin-off de Game of Thrones, no se verá afectada. La serie comenzó su rodaje hace pocas semanas con todos los guiones terminados. No se informó cómo harán en el caso de que deban reescribirse algunas escenas o capítulos.
La realidad es que hasta ahora la WGA y la AMPTP no pusieron una fecha para reanudar las negociaciones y es difícil saber cuáles serán los giros de esta trama. En las experiencias pasadas, la huelga más larga fue de 153 días en 1988. Ante un escenario tan diferente al de 2007, cuánto puedan resistir y negociar los guionistas está en mano de ellos y en lo que los estudios consideren "justo".
El sindicato de guionistas aborda esta medida de fuerza con un apoyo abrumador y sus miembros (algunos con bastante reconocimiento en Hollywood) dando a conocer sus reclamos en las calles y las redes sociales. Al mismo tiempo, la preparación y fuerza de los estudios para sostener los lanzamientos en streaming no hacen fácil sostener una huelga duradera.
En estos primeros momentos, el centro de la cuestión parece centrarse en la negativa de la AMPTP a discutir sobre el número de empleados en las salas de guionistas y el mínimo de semanas de empleo. El intento de los estudios de establecer que los programas en vivo tengan guionistas contratados "por el día" también cayó muy mal entre los escritores. Una victoria en alguno de estos campos podría acelerar la vuelta a los puestos de trabajo.
Al mismo tiempo, ahora le toca a los sindicatos de directores y de actores dar sus discusiones bajo este marco establecido por los guionistas. Los acuerdos de estos sindicatos vencen el 30 de junio y que se sumen a la huelga crearía un caos inimaginable en Hollywood, deteniendo al 100% la producción de todo contenido.