Ante la llegada de las bajas temperaturas, nada mejor que comer platos clásicos de de la cocina hogareña e invernal. Los amantes de la gastronomía pueden disfrutar de infinitas alternativas: desde ravioles fritos hasta exquisitas polentas, todo lo que tenés que saber.

Para todos los gustos y bolsillo, una por unas las alternativas que podés consumir en la Ciudad de Buenos Aires.

El polo gastronómico del Bv. Caseros incluye a The Pizza OTL, un restaurante especializado en pizzas y otros platos de impronta ítalo-mediterránea. En esta temporada, las pastas del chef David Gdansky no pasan desapercibidas, hechas artesanalmente con ingredientes de primera línea. Para probar un plato diferente y reconfortante, se recomiendan los raviolis apanados y fritos, que están rellenos de ricota, muzzarella, queso parmesano, pepperoni y avellanas.

Se sirven con una salsa casera de tomates italianos y se pueden acompañar con selectas etiquetas de vino.

Ninina, el restaurante de cocina cosmopolita que está cumpliendo diez años de historia, propone dos versiones de risotto:

Ambos son muy cremosos, a base de arroz carnaroli en su punto justo de cocción, manteca de calidad y quesos.

Si se busca comer rico y natural, Buenos Aires Verde es el escenario perfecto con un sinfín de opciones vegetarianas, veganas y raw (sin cocción), hechas con ingredientes orgánicos de estación. En su menú, figura un aliado para afrontar las bajas temperaturas: la polenta.

El chef Mauro Massimino la prepara con una salsa de tomate natural, verduras asadas, una salchicha vegetariana gratinada con queso pategrás y una gremolata que contrarresta los sabores con su frescura (mezcla de perejil, ralladura de limón, aceite de oliva y ajo picado).

La Dorita es un clásico de Palermo, no solo por su propuesta gastronómica, sino también por la calidez de su atención. Con detalles decorativos por doquier, es una versión moderna de los típicos bodegones y, si bien en su carta predominan los cortes de carne, también conquista con platos caseros.

Entre sus destacados, los raviolones de lomo con pomodoro italiano Di Vella, una preparación que aman servirles a sus comensales por el tiempo y dedicación que lleva hacerla.

La masa es artesanal y el lomo del relleno se asa lentamente con vegetales para luego unirse con vino blanco, crema de leche, queso rallado, pimienta y nuez moscada.

En la Torre Bellini Esmeralda está Cincinnati, un espacio para probar platos italianos y pizzas hechas como en Nápoles. Allí nos topamos con una opción caliente y con el espíritu de la cocina de las abuelas. Se trata de los casarecce Nonna, una típica pasta al fierrito acompañada de un ragú napoletano, a base de bondiola en cocción lenta con tomate italiano, cebolla, panceta, parmesano y perejil. Pero tiene una vuelta de tuerca: llega a la mesa sobre una pizza de masa suave, ligera y bordes alveolados.

Para acompañar con una copa de vino tinto en su cálido salón o en las mesitas de su jardín, techado y calefaccionado.

En la zona del Abasto, el joven chef Raúl Zorrilla comanda a Tori Chipchi, un local especializado en pollo a la leña que es uno de los platos más populares de Perú. En la carta, hay otra “joyita” de la cocina peruana-cantonesa: el Chaufa Tori, un arroz salteado al wok que combina una tortilla de huevo, pollo salteado y bien flameado, un toque de salsa de soja y aceite de sésamo.

Se termina con zumo de jengibre y cebolla de verdeo, y se sirve en una cazuela que llega a la mesa bien humeante.

Las pizzas al estilo New York -gigantes, de masa delgada y una base flexible pero crujiente- se encuentran en Hell’s Pizza, donde también tienen otros productos icónicos de la cultura norteamericana. Una opción ideal para la temporada fría son los clásicos Mac&Cheese, elaborados con fideos tipo codito y una salsa cremosa de cuatro quesos, que combina cheddar, mozzarella, azul y parmesano.

Se sirven en un bol y están disponibles en sus más de treinta locales, cuya ambientación traslada directo a la Gran Manzana.