El rey Carlos III celebró este fin de semana su coronación en Reino Unido, ocho meses después de la muerte de su madre, la reina Isabel II. Los príncipes, sobre todo los más pequeños, se llevaron todas las miradas durante la ceremonia: el príncipe George, de 9 años, Charlotte, de 7, y Louis, de tan sólo 5 años.
Carlos sucedió a su madre, la reina Isabel, cuando murió en septiembre pasado y, a los 74 años, se convirtió en el monarca británico de mayor edad en tener sobre su cabeza la corona de San Eduardo y sentarse en un trono del siglo XIV en la Abadía de Westminster en Londres. En este contexto, las reacciones de los herederos más pequeños se llevaron todas las miradas.
Durante la ceremonia, se pudo ver, sobre todo de parte de Louis y Charlotte, distintas reacciones, que iban desde risas, bostezos, aburrimiento y asombro por la coronación de Carlos III.
George, príncipe de Cambridge, tiene solo 9 años. Es el primogénito de Catalina de Cambridge y Guillermo de Cambridge. Durante su primer año de vida realizó su primera gira recorriendo Nueva Zelanda y Australia durante semanas. El príncipe también cumplió con un rol fundamental dentro de la ceremonia: tomó la capa del rey y caminó detrás de él, al igual que Lord Oliver Cholmondeley (hijo del secretario privado de Carlos), Nicholas Barclay (nieto de una prima segunda de Su Majestad), y Ralph Tollemache (ahijado del rey).
La princesa Charlotte, o Carlota, nació en 2015, por lo tanto tiene 7 años de edad. Es la segunda hija de Catalina de Cambridge y de Guillermo de Cambridge. En su casa la llaman Lottie. Demuestra un particular interés por los animales, le gusta el futbol y sabe montar a caballo.
Louis, por su parte, es el más chico de los 3 hijos de la pareja entre Catalina y Guillermo de Cambridge. Tiene 5 años y en reiteradas ocasiones protagonizó distintos momentos que fueron viralizados en toda Gran Bretaña.
Al comienzo de la crisis sanitaria por el Covid-19, protagonizó junto con sus hermanos, una foto que se hizo viral en donde se lo veía aplaudiendo a los médicos que estaban combatiendo contra el virus.
Además, el príncipe más chico de todos se llevó las miradas durante el último jubileo de la reina Isabell II, semanas antes de su muerte. El niño no pudo evitar la presentación del vuelo de la Real Fuerza Aérea y se llevó las manos a las orejas, lo que provocó el asombro de todo el país.