Los peregrinos de Schoenstatt retoman el camino al santuario

Un emocionado padre Felipe Ríos recorría el pasado 2 de mayo el camino empedrado, ladeado de enormes árboles samanes y que llevan hasta el pequeño santuario donde Guayaquil venera a la Virgen de Schoenstatt. “Guayaquil volverá a las calles para rehacer esa peregrinación desde todos los rincones de la ciudad que traerá al pueblo de Dios a este lugar, luego de tres años que no se lo pudo realizar de manera presencial”, asegura este sacerdote chileno radicado hace cuatro años en esta ciudad.

Es que luego de tres largos años todos los caminos de la ciudad llevan hacia el histórico santuario ubicado en la avenida Juan Tanca Marengo (km 4,5). Desde las diferentes parroquias católicas de la ciudad se han organizado grupos para estar desde las 07:00 de este sábado 13, en las horas previas al Día de la Madre, para “acudir y rendir homenaje a nuestra Santísima Virgen”, asegura Jenny Alvear de Casal, quien forma parte del comité coordinador de la peregrinación a Schoenstatt.

Una jornada que según sus organizadores será “un evento para ir en familia, esperado por todos, lleno de gozo y amor a María y a su hijo Jesús”.

Aunque el estado de excepción, que fue decretado por el Gobierno para enfrentar la inseguridad, incide para que la peregrinación no se cumpla como en anteriores ocasiones, cuando los católicos -según la distancia desde donde suelen iniciar sus caminatas-, se organizan para salir hasta antes de la medianoche. En esta oportunidad se ha programado un punto de reunión en el santuario Nuestra Señora de La Alborada para desde ahí caminar hasta Schoenstatt.

El padre Felipe Ríos, quien es precisamente el director del Movimiento Schoenstatt Ecuador, recuerda lo que fue la primera peregrinación que vivió en Guayaquil, precisamente la última previo a la pandemia del coronavirus. “Fue muy bonita, Vino muchísima gente, entre 12.000 a 14.000. Todo esto estaba muy lleno, llegaban con una gran alegría para celebrar a la Virgen. Esta vez quizá no sea igual por las restricciones que vive la ciudad, pero seguro que será muy hermosa también”.

Como parte de la organización, según dijo la señora Jenny Alvear, se ha coordinado con la Policía Nacional, la ATM y la Cruz Roja para que ayuden durante la jornada en el movimiento de los peregrinos, quienes saldrán de sus parroquias en varios vehículos.

La hermana Melissa Álava, de la comunidad de las Hermanas de María, quienes son parte de la misión de Schoenstatt, asegura que todo aquel que visita el santuario recibe tres regalo. “El primero es el cobijamiento, que me hace sentir que pertenezco a este lugar. El segundo, la transformación. Hacen sentir que, a través de la oración, podemos ser mejores personas. La tercera es la del envío apostólico, que tras la transformación, salgo a trasmitir la fe, como un enviado o apóstol de Dios”.

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