Aunque parezca una decisión fácil actuar diferente luego de cometer un error, no siempre lo es. Muchas veces en la práctica nos equivocamos de la misma forma como si siguiéramos un modelo. Según especialistas, esto puede explicarse con la manera en la que nuestro cerebro procesa la información y crea patrones de comportamiento.
Estos patrones funcionan como atajos que agilizan la toma de decisiones pero también llevan el riesgo de hacer repetir acciones equivocadas. Incluso cuando pensamos lento y cuidadosamente, el cerebro tiene el llamado sesgo de familiaridad, que nos inclina hacia la información y los patrones que usamos en el pasado.
Existe una manera de evitar esos atajos, y es con acciones tan sencillas como tomar un descanso o liberarnos de la presión que produce el miedo a cometer errores.
Las personas aprendemos de nuestros errores. Sin embargo, la ciencia muestra que con frecuencia fracasamos en aprender de los errores pasados. En cambio, es probable que repetirlos.
Si ponemos nuestra mano en una hornilla caliente, por ejemplo, nos quemamos, así que es poco probable que repitamos ese error nuevamente. Esto es porque el cerebro crea una respuesta ante la amenaza de un estímulo físicamente doloroso en base a experiencias previas.
Pero cuando se trata del pensamiento, patrones de comportamiento y toma de decisiones, solemos repetir errores, como llegar tarde a un compromiso, dejar tareas para último momento o juzgar a la gente basándonos en las primeras impresiones.
Estos patrones son esencialmente atajos que nos ayudan a tomar decisiones en el mundo real. Pero estos atajos, que se conocen como heurística, nos hacen también repetir nuestros errores.