Tras el rally de marzo los inversores internacionales siguieron apostando a los activos de mercados emergentes en abril, y según estimaciones del Institute of International Finance (IIF) habrían destinado un flujo neto de capitales del orden de los 9.800 millones de dólares. Los flujos netos hacia acciones sumaron 2.100 millones de dólares mientras que los orientados a los bonos totalizaron 7.700 millones de dólares. De esta manera a lo largo del primer cuatrimestre del año los valores de mercados emergentes han atraído alrededor de 108.000 millones de dólares, niveles que no se veían desde principios de 2021.
Sin embargo, para los próximos meses los economistas del IIF esperan que el nivel de entradas disminuya, principalmente debido a un mercado más cauteloso ante la renovada volatilidad, el bajo crecimiento en las economías del G3 y el riesgo geopolítico derivado de las próximas elecciones en un puñado de mercados emergentes. “El lado positivo de nuestra perspectiva está en la deuda local, que puede beneficiarse de un costo de financiamiento comparativamente más bajo y rendimientos atractivos en la parte delantera de la curva”, señalan.
Con relación a los datos del mes pasado, si bien se registró un nivel de flujo de entrada similar al del mes anterior, el monitoreo del IIF muestra que los valores de mercados emergentes excluyendo a China mantuvieron la mayor parte del flujo, a diferencia de marzo. “Las valoraciones de los bonos locales de mercados emergentes han mostrado una resistencia notable este año, ya que el lento crecimiento y la amplia debilidad del dólar están impulsando la rentabilidad. El carry trade es un factor fundamental para la deuda local de mercados emergentes este año, con el potencial de proteger mejor a los acreedores de la dinámica volátil en las monedas locales y las tasas de interés”, explica Jonathan Fortun, economista del IIF. Sin embargo, advierte, la renovada actitud agresiva de la Fed se está extendiendo a los mercados emergentes, lo que a su vez ha creado un golpe para las acciones y la deuda soberana de los mercados emergentes, ya que las expectativas futuras de recorte de tasas se retrasan aún más en el tiempo. Así y todo, el think tank de la banca internacional mantiene la expectativa de una menor inflación en los próximos meses en EE.UU. y un aterrizaje controlado de la economía, lo que puede beneficiar los flujos de mercados emergentes.
Los datos del IIF dan cuenta que los fondos “emerging markets” que excluyen a China experimentaron una entrada importante en abril, sustentando la mayor parte del panorama en torno a los 5.900 millones de dólares en acciones y 8.700 millones de dólares en bonos. Por otro lado, los valores de China sufrieron salidas de flujos durante abril de 3.800 millones de dólares por el lado de las acciones y de 1.000 millones de dólares en bonos, a medida que se desvanece el efecto positivo de la reapertura por el coronavirus. Con relación a los mercados emergentes de Asia y de Europa también se destacan fuertes entradas durante abril de 5.200 millones de dólares y 2.600 millones de dólares, respectivamente.
“Las primas por plazo se ajustaron drásticamente en los emergentes, pero a medida que los bancos centrales cambian su enfoque hacia el crecimiento desde la inflación, vemos una oportunidad para que los inversores aprovechen el contexto en la parte delantera de las curvas de rendimiento locales, lo que beneficiaría los flujos de deuda de los emergentes en general”, dice el IIF.
Al respecto, en el último reporte de la gestora BlackRock sus estrategas redoblaron la apuesta por los activos de mercados emergentes considerándolos aún atractivos, y por eso aconsejan a los inversores a que apuesten por ellos sin miedo. Creen, de hecho, que hay tres razones que sustentan su decisión y que también deberían tener en cuenta los inversores para decidirse a invertir en emergentes. En marzo apostaron por sobre-ponderar la renta variable de los emergentes, aprovechando los acontecimientos a corto plazo favorables para los activos de estos mercados: la reactivación económica de China, la pausa en las subas de tasas de interés en los emergentes, y el debilitamiento del dólar a medida que la Fed se acerca al final de su ciclo de subas de tasas.
BlackRock destaca que los bancos centrales de los emergentes iniciaron las subas de tasas hasta un año antes que sus pares de los desarrollados, y ahora algunos han dejado de subirlas mientras que los otros tienen más que hacer y no las bajen tan pronto dada la persistente inflación.