Por Equipo Grow- género y trabajo.-
El 23 de mayo se celebra el Día Internacional del Fútbol Femenino para fomentar el desarrollo de una actividad en la que históricamente las mujeres vieron limitada su participación. Desde Grow- género y trabajo recorremos los grandes hitos de este deporte y analizamos los desafíos actuales.
En Inglaterra, el fútbol femenino amateur tuvo un breve período de auge en 1914, cuando las mujeres ocuparon en las fábricas los puestos de los hombres que habían ido a la guerra. Terminada su jornada laboral, se entretenían practicando esta actividad. Sin embargo, poco tiempo después, en 1921, la Federación Inglesa iba a prohibir -hasta 1971- el uso de recintos deportivos para los partidos practicados por mujeres. No fue el único caso, en Alemania por ejemplo, el fútbol femenino estuvo prohibido entre 1955 y 1970. ¿A qué se debía esto? Se consideraba que los cuerpos de las mujeres eran frágiles y que practicar esta actividad podría afectar sus capacidades reproductivas.
En este sentido, Georgina Sticco, directora y co-fundadora de Grow- género y trabajo sostiene: “Es importante aprovechar la oportunidad que nos brinda el fútbol femenino para pensar cómo es la participación de las mujeres en todos los deportes. Históricamente se nos convenció de que las mujeres no pueden realizar determinadas tareas, que no son lo suficientemente hábiles físicamente, o fuertes, o veloces. Sin posibilidad de participación no se pueden desarrollar esas habilidades”.
Gradualmente, las prohibiciones fueron dando paso a la habilitación del fútbol femenino, y posteriormente a la profesionalización del mismo. En nuestro país, este hito ocurrió recién en 2019, y aún hoy, las condiciones en que las jugadoras desarrollan la actividad son tan precarias que les resulta prácticamente imposible vivir de ella.
En Argentina, solo el 55% de las mujeres futbolistas de primera división son profesionales, y sus sueldos no llegan al 2% de lo que ganan los varones (ONU Mujeres Argentina, 2022). A nivel selecciones, en el mundo solo existen 14 países que garantizan la igualdad salarial para los equipos masculinos y femeninos.
Ahora bien, además de las deudas –económicas y simbólicas– hacia las jugadoras, es importante entender que el deporte no es sólo deporte, es también una posibilidad laboral. En este sentido, promover la igualdad en el fútbol implica también promover la igualdad de acceso al trabajo y la participación de mujeres no solo como jugadoras sino también como árbitras, relatoras, kinesiólogas, entre otras profesiones relacionadas.
Desde Grow- género y trabajo consideramos que es necesario un compromiso serio y por escrito tanto de los clubes como de los organismos deportivos para promover la participación –en igualdad de condiciones– de las mujeres en el fútbol. Vale mencionar que, su desarrollo representa además, una oportunidad de negocio. No obstante, como en todo negocio, es necesaria la inversión. El público ya muestra su interés batiendo récords de audiencias. Llegó el momento de equilibrar la cancha.