Los insectos constituyen el grupo animal más variado y numeroso del planeta. Por cada ser humano se estima que hay 300 millones de estas pequeñas criaturas, que silenciosamente configuran el tejido invisible que vertebra el equilibrio del planeta.
Desde Naciones Unidas llevan años advirtiendo de la importancia de esta crisis, considerada una de las que marcarán al ser humano durante el próximo siglo. El impacto económico, social y medioambiental de la desaparición de los insectos se siente a todos los niveles, y, aun así, su causa no ha conseguido generar tanta repercusión como la de la extinción de otros grupos de animales.
La polinización, función desarrollada específicamente por estos animales, posibilita la reproducción de las plantas e interviene en el crecimiento de un tercio de los alimentos que se consumen a nivel mundial.
Las pruebas que se tienen son contundentes y demuestran que estamos presenciando no solo una disminución en el número de insectos individuales, sino también un colapso de su diversidad.
El equipo liderado por el profesor del Instituto de Evolución Molecular de la Universidad de Magancia, Alemania, Florian Menzel explicó "Estamos presenciando en directo un colapso global en las poblaciones de insectos, por lo que decidimos que era conveniente editar y publicar un número especial con el objetivo no solo de documentar este declive, sino también de comprender mejor sus causas y consecuencias.
Entre los principales generadores de esta alarmante tendencia se encuentran la intensificación del uso de la tierra, el cambio climático y la propagación de especies animales invasoras como resultado del comercio humano. "Sin embargo, pese a que estos factores están en la raíz del problema, en vista a nuestros resultados hemos podido comprobar cómo estos se retroalimentan entre sí", añade el investigador.
Los ecosistemas deteriorados por el hombre son más susceptibles al cambio climático y por ende también se ven perjudicadas las comunidades de insectos que viven en el. Sumado a esto, las especies invasoras pueden establecerse más fácilmente en hábitats dañados por el uso humano de la tierra y desplazar a las especies nativas. Por lo tanto, mientras que muchas especies de insectos disminuyen o se extinguen, otras prosperan y crecren, lo que conduce a una creciente homogeneización de las comunidades de insectos en todos los hábitats.
Según la conclusión de estos estudios, las especies de insectos más especialistas, es decir las que sólo pueden vivir bajo condiciones alimenticias o ambientales muy concretas son las que más sufren los cambios. A diferencia de las especies más generalistas son capaces de sobrevivir en muchos lugares diferentes, ingerir gran variedad de alimentos y tolerar diferentes condiciones ambientales. "Es por eso que ahora estamos encontrando más insectos capaces de vivir en casi cualquier lugar, mientras que las especies que necesitan hábitats específicos están en declive", señala Menzel.
"Esta disminución de especies se traduce en que hay menos insectos capaces de polinizar las plantas y controlar las plagas", explica el investigador. "Y, por supuesto, también menos disponibilidad de alimentos para los organismos que se alimentan de estos insectos y plantas, ya se trate de otros insectos, aves, reptiles e incluso grandes mamíferos", añade.
Menzel sugiere algunas formas en que las que se puede responder a las amenazas que enfrentan hoy las comunidades de insectos.
El experto recomienda que para futuras investigaciones sobre la disminución de estas especies, los investigadores busquen un enfoque particular en el que se empleen técnicas estandarizadas para monitorear la diversidad de insectos en varios hábitats y países, y que haga especial hincapié en aquellas regiones del mundo en las que todavía se desconoce el estado y composición de sus poblaciones.
También, desde la universidad proponen la creación de una red de reservas naturales interconectadas para que las especies puedan moverse de un hábitat a otro. De este modo,los insectos menos tolerantes al calor podrían migrar desde áreas afectadas por las temperaturas extremas debidas al calentamiento global hacia otras regiones más frías o elevaciones en las que poder subsistir.