Por fin entendió el presidente, tras dos años de haber mantenido a su lado al ejército de pícaros que atentaron cuatro veces contra su estabilidad. La Corte Constitucional les contentó con un peculado dudoso y les advirtió que lo sustenten bien, pero no lo hicieron y allí están los resultados: inventaron un falseta ‘peculado político’ con el que condenarían a Lasso y cuento acabado, a repartirse la torta que el presidente denunció en CNN con pelos y señales, para justificar el Decreto 741 y mandar a sus casas a los subversivos, que hicieron otra vez mal el deber y por quinta vez. Basta con ver la cara del jefe de la Asamblea y sus limitaditos interpelantes para entender lo vergonzoso del chasco. Fernando Villavicencio antes de abandonar la sala les pide entre burlas que archiven el juicio para sufrir menos vergüenzas. La CC no les ayudó otra vez diciendo que es ilegal la muerte cruzada; además los militares se pronunciaron hablando claro. Ya era hora: mucha delincuencia, jueces malandrines sacando a los capos a cumplir sentencias en sus camas, muchos dispositivos burlados en los tachos de basura, cuando no en los tobillos de los alcaldes, miles de ‘ladrillos’ de droga circulando merced a la destrucción de radares y diseño de pistas clandestinas, decenas de pillos esperando en México que su líder quede libre para venir a candidatizarse para cualquier dignidad. La muerte cruzada les significó a los delincuentes aquello de que el pez por su propia boca muere. Empezaron en 2008 con Montecristi, art. 148 y terminan queriendo imponer a la CC en seis demandas que pare el decreto y ordene su regreso a las curules, recibiendo con justicia un cortés pero lapidario No.
Carlos Mosquera B.