La presión fiscal efectiva entre enero y mayo pasados fue la más baja de los últimos 21 años. El dato puede parecer alentador para las empresas y contribuyentes, porque supondría que se redujo el peso de los impuestos sobre la actividad económica en general. Pero no es así: se debe a la fuerte baja de la recaudación por retenciones a las exportaciones y a que este año el Gobierno perdió parte de los ingresos del Impuesto a las Ganancias, que anticipó para 2022 de manera extraordinaria de modo de cumplir la meta anual del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en los primeros cinco meses de este año los ingresos del fisco representaron el 7,2% del PBI. Hay que remontarse hasta 2003 para encontrar una marca más baja (ese año fue del 6,8% del PBI). Según indica la serie histórica, la media para este período del año es de 8,8%. El punto más alto fue en 2013, con el 9,9%.
Cabe remarcar que una cosa es la presión fiscal efectiva, que se mide como un porcentaje de la recaudación fiscal respecto del Producto Bruto Interno, y otra es la presión fiscal legal, que es la que determinan las leyes, en la hipótesis de que la evasión fiscal sea cero. La mayor parte de los estudios comparativos indican que la presión fiscal en Argentina en términos anuales se aproxima al 30% incluyendo impuestos provinciales y tasas municipales y es similar a la de muchos países de la OCDE. Pero para que el fisco nacional y los subnacionales puedan juntar esa cantidad de recursos, la presión legal se ubica entre los niveles más altos -cerca del 45%-, muy parecida a la de Italia.
Uno de los motivos de la baja de la recaudación impositiva es el comercio exterior afectado por la sequía. Hay un derrumbe de las retenciones a las exportaciones este año del orden del 75% real. Entre enero y mayo el aporte de las retenciones cae medio punto del PBI mientras que el de las de las importaciones lo hace en el 0,05% del PBI. El IARAF indica que los impuestos al comercio exterior registran la peor performance desde 2003.
El otro punto débil de la recaudación de 2023 es el Impuesto a las Ganancias. Esto se debe a que el año pasado el Ministerio de Economía decidió agregar 3 anticipos extraordinarios del tributo que sumaron $230.000 millones, equivalente a 0,28 puntos del PBI del 2022. Este año la misma cantidad de dinero representa el 0,13% del PBI. La diferencia es una rentabilidad contable que obtuvo el Tesoro por cobrar por anticipado pesos que después se fueron devaluando. “En el acumulado al mes de mayo la recaudación del Impuesto a las Ganancias en términos del PBI disminuye 0,16 puntos porcentuales del PBI respecto a igual periodo de 2022”, indica el IARAF. El informe agrega que “prácticamente la totalidad de la caída de la recaudación del Impuesto a las Ganancias durante el año estaría explicada por el uso de los anticipos extras en las declaraciones juradas de ganancias de este año”.
Respecto de la presión fiscal legal, un informe de la Fundación Mediterránea de enero de 2022 hizo una comparación sobre una familia promedio en Argentina, Chile, Estados Unidos, Australia, Brasil, España e Italia. La mayor se encuentra en Brasil, donde los impuestos significan un 50,6% del ingreso familiar. El segundo lugar lo comparten Italia y Argentina, con impuestos que se llevan un 48% del ingreso familiar anual.