Siguen las mejoras en las perspectivas para la economía chilena. Esta vez fue el turno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ajustó sus proyecciones de crecimiento para Chile y, de acuerdo con su última estimación, publicada este miércoles, en 2023 el Producto Interno Bruto (PIB) del país caería un 0,1% -es decir más moderado que la contracción de 0,5% que anunciaron en su reporte de noviembre- , mientras que en 2024 subiría a una expansión de 1,9%.
La proyección es más optimista a la que anunció el Banco Mundial el martes, con una caída de 0,4% para este año.
Así, el informe Perspectivas Económicas de la OCDE, explica que el ajuste responde a que el consumo de los hogares se redujo durante el primer semestre del año, a raíz del endurecimiento de las condiciones financieras y la retirada de las ayudas relacionadas con la pandemia.
En el caso de la inflación, el organismo señala que ha sido persistente y que si bien los indicadores general y subyacente han disminuído levemente, todavía se mantiene en niveles del 10% y volvería a su objetivo a finales de 2024. Así, se espera que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cierre el año en 8,1% y el próximo a 4,1%.
De la misma manera, se espera que la tasa de desempleo alcance el 8,5% este año y se desacelere a 7,8% el próximo.
En el caso del Banco Central, la OCDE apunta a que la política monetaria seguirá siendo restrictiva en su nivel de 11,25% y a medida que su impacto se transmita al consumo, la inversión y la inflación, se dejarán sentir sobre todo durante 2023 y principios de 2024. Sin embargo, se estima que la tasa tendría sus “descensos moderados” en la segunda mitad de 2024.
Por otro lado, la OCDE señala que el saldo presupuestario del Gobierno volverá a ser deficitario, con 2,0% del PIB en 2023 y en el 2,1% en 2024. Se espera que el gasto público se expanda ligeramente en términos reales, con enfoque en el el gasto social y en la inversión. Esto en un contexto de una brecha de producción negativa y de moderación de los ingresos durante el año por la ralentización de la actividad.
El informe también señala que los riesgos de Chile están orientados a la baja. Si bien, el aumento de la demanda por parte de China podría sostener el crecimiento de las exportaciones, la guerra en Ucrania podría presionar los precios de la energía, lo que atrasaría la relajación de la política monetaria.
Y de no aprobarse una nueva Constitución y sin claridad sobre el futuro de la reforma tributaria “se podría incrementar la incertidumbre sobre las políticas, menoscabando la confianza de las empresas y los consumidores, y haciendo que el consumo y la inversión crezcan débilmente”.
El organismo insiste en que es necesario que Chile adopte una reforma para aumentar la productividad y mejorar el gasto social. Sin embargo, los programas sociales y las infraestructuras exigen un alza de los ingresos -que estarían en bajos niveles, en comparación a la OCDE- “a través de un sistema tributario más progresivo”.
En tanto, se recomienda que la productividad se refuerce mediante la reducción de las barreras al emprendimiento y una financiación adecuada de la autoridad de la competencia, y aumentando la inversión en iniciativas eficientes de investigación y desarrollo.