Diálogos de Wall Street

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Periodista: La Fed le bajó la persiana al debate público sobre la política monetaria.

Gordon Gekko: Es una suspensión momentánea. Entró en el período de silencio obligado previo a cada reunión.

P.: Y quedó una espina clavada. ¿Qué cabe esperar la semana que viene?

G.G.: La idea es que la superioridad prefiere mantener la tasa en 5,25%.

P.: ¿Quién es la superioridad? ¿El gran jefe Jerome Powell?

G.G.: También el gobernador Philip Jefferson, que pronto asumirá como vicepresidente, y fue quien se encargó, con su discurso a contramano, de bajarle el copete a la visión dominante de que una suba era inevitable, dados los últimos indicadores de empleo e inflación.

P.: Los futuros adjudican una probabilidad de 70% al escenario de hacer una pausa y solo 30% a un aumento de un cuarto de punto. ¿Podrá cambiar? Diez días atrás las chances se juzgaban exactamente al revés.

G.G.: La inflación minorista de mayo, que se conocerá el primer día del cónclave, el martes, tiene la envergadura necesaria para precipitar un reajuste si los números son demasiado pujantes. La decisión se tomará al día siguiente.

P.: Quiere decir que hay un límite que la Fed no aceptaría de brazos cruzados. ¿Cuál es? Una inflación mensual de ¿0,4%?, ¿0,5%?

G.G.: La Fed mira más el detalle del informe que el titular de la noticia; 0,4% sería incómodo (y es probable que se alcance en la inflación núcleo); 0,5% se pasaría de la raya. Creo que si se da ese registro preferirían actuar ya y en todo caso tomarse un respiro en julio.

P.: El orden de los factores no altera el producto. ¿O sí? La Fed vendió la idea de una pausa en junio y una suba después en el mitin de julio. ¿No sería lo mismo?

G.G.: No, el orden importa mucho. A la Fed le preocupa la persistencia de la inflación y el anclaje de las expectativas. Si considera que hay un problema allí, no querrá dejar para mañana lo que debe hacer hoy.

P.: La Fed se alista para la reunión. Y quizás para una discusión encarnizada. Mientras guarda silencio, hay otros bancos centrales que entraron en acción. Australia subió sus tasas. Y, oh sorpresa, también Canadá, que es un banco central líder, podría decirse. Fue el primero en este ciclo de aumento de tasas 2022-2023 en despachar un obús mayor al cuarto de punto.

G.G.: El único que lanzó una pieza de 100 puntos base en un disparo individual.

P.: Y también fue el pionero en suspender la cruzada de los aumentos. En enero dijo “hasta acá llegamos” y se corrió. Hasta hoy (por ayer) que no tuvo empacho en volver al ruedo y estampar otro cuarto de punto. ¿Ve alguna conexión, o alguna pista, para anticipar la movida de la Fed?

G.G.: La conexión es evidente. La lucha contra la inflación, que empezó en 2022, continúa. Es una tarea inconclusa. La suba de tasas fue el principal instrumento el año pasado y se lo usó a destajo. En enero, el Banco de Canadá dijo que desensillaba en 4,5%, y entraba en modo pausa condicional.

P.: Esto significaba…

G.G.: Un descanso en la tarea de izar las tasas hasta que la realidad aconsejara otra cosa. La política monetaria restrictiva, con tasas nominales constantes, podía ocuparse de seguir disciplinando la inflación. La entidad era consciente de los efectos rezagados de los ajustes de tasa de interés y no quería excederse tampoco.

P.: No funcionó. ¿O por qué ahora sube las tasas de vuelta?

G.G.: Hay que ajustar más porque la inflación persiste y no es tan claro que descienda hasta la meta de 2%. Es prueba y error. El mensaje cambió y alienta la expectativa de una nueva suba en la próxima reunión.

P.: ¿Teléfono para la Fed?

G.G.: No lo veo así. Australia hizo una pausa en marzo y duró solo un mes. Canadá se tomó más tiempo. Corea del Sur es el único que frenó en enero y mantiene sus tasas. Nadie se complicó con tomarse un respiro. Teléfono para los inversores que descuentan una baja de tasas pronto. Me parece que ese es el mensaje general. La inflación mermó pero no lo suficiente. Y puede haber razones para tomarse un recreo -como la crisis de los bancos regionales- pero las economías resisten, la inflación persiste y los bancos centrales pueden retomar la faena. Sin romper nada y por ende sin tener que salir disparados a apagar un incendio.

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