En la madrugada argentina se confirmó la muerte de Silvio Berlusconi, quien permanecía internado en Milán. Hasta sus últimos días, "Il Cavaliere" ocupó el cargo de senador de Italia y seguía marcando la agenda de la política italiana con el Movimiento Cinco Estrellas, el espacio creado por el cual se catapultó del mundo empresario de la obra pública a lo más alto del gobierno.
En ese camino de ascenso del mundo empresarial a la política, la vida de Berlusconi también estuvo marcada a fuego por la corrupción, los escándalos sexuales con las fiestas "bunga bunga" y la justicia de su país. También tuvo un rol importante en el club Milan, del cual fue presidente y marcó una era en el deporte europeo, con un equipo multicampeón repleto de figuras.
El expremier italiano Silvio Berlusconi murió este lunes a los 86 años, afectado por un cuadro de leucemia crónica por el que estaba internado en un hospital de Milán. Había sido ingresado en el centro médico de su ciudad natal el viernes último, tres semanas después de haber sido dado de alta tras una internación de 45 días a causa de una infección pulmonar provocada por el cuadro de leucemia crónica que padecía, informaron fuentes oficiales.
"El fin de una era", tituló Repubblica, mientras que Corriere aseguró que Berlusconi, que falleció en el hospital San Rafael de Milán a las 9:30 local (4:30 de Argentina), "cambió la política e Italia".
Controvertido desde sus orígenes como empresario de la construcción a comienzos de la década de 1970 a la vez que creador de la televisión italiana moderna, Berlusconi fue protagonista central de la política italiana en los últimos 35 años a través del partido de centroderecha que fundó en 1994, Forza Italia.
Tras haber encabezado cuatro períodos en el Ejecutivo (1994-1995; 2001-2005; 2005-2006 y 2008-2011), desde 2022 cumplía su mandato como senador tras haber sido antes eurodiputado tres años, donde fue el mayor de los 705 miembros del Parlamento continental.
Más allá de sus procesos judiciales y sus dos matrimonios, sus ruta del amor tuvo una parada definitiva desde 2012, cuando conoció a Francesca Pascale, 49 años menos que él, y a quien 8 años después cambió por la diputada Marta Fascina. Con ella se casó el pasado 2022, pero solo a efectos simbólicos, dado que su matrimonio no tiene valor legal. La pregunta que se plantea ahora es si tendrá derecho o no a la desorbitada fortuna de 6.900 millones de euros del político italiano.
Empresario y presidente de uno de los grandes clubes de fútbol del mundo, se caracterizó por su carácter arrogante e impune, por el cual fue apodado como Il Cavaliere, donde nunca ha sido capaz de mantener al margen de la esfera pública su vida privada.
Para un joven que se había formado como cualquier otro italiano de clase media el panorama parecía bastante prometedor.Pero no era suficiente. Quería poder, dinero e influencia en tres vertientes: la mediática, la política y la empresarial. Lo consiguió al convertirse, de la mano de Forza Italia, en primer ministro, pero con ello también llegaron una serie de acusaciones de las que logró escapar inmunemente gracias a las leyes que elaboró desde el Ejecutivo y el Legislativo para protegerse.
Su primera mujer fue Carla Elvira Lucia Dall'Oglio, con quien se casó en la década de 1960. Fue su mujer durante dos décadas y tuvo con él sus dos primeros hijos, Marina y Pier Silvio. Más tarde llegaron los tres pequeños, Barbara, Eleonor y Luigi, fruto de su relación con la actriz Veronica Lario.
Para entonces, Berlusca ya se había erigido como un fuerte hombre del mundo empresario que era dueño de un conglomerado poderoso de medios de comunicación, tras crear Telemilano y Canale 5, donde puso fin al monopolio de la televisión pública italiana. Luego adquirió Italia 1 y Rete y creó su empresa madre: Mediaset.
La huella personal de Berlusconi en el cine es otra historia. Según su ficha en IMDB, solo dejó su nombre como productor en cinco películas, entre las que encontramos una comedia romántica con Jack Nicholson y Ellen Barkin (Ella nunca se niega, 1992), otro filme de humor con Tom Selleck (Cómo sobrevivir a la familia, del mismo año), un par de filmes de factura itálica y una cinta ganadora del Oscar.
Hablamos de Mediterráneo, una película estrenada en 1991 y dirigida por el napolitano Gabriele Salvatores. Ambientada en la II Guerra Mundial, la cinta se basaba en una novela de Renzo Biaison, aunque el guion de Enzo Monteleone se tomaba bastantes libertades con el original.
Uno de los capítulos más controvertidos de su telenovela judicial fue una denuncia con importantes visos de realidad de abusar de menores de edad. Un caso que se conoció como el "bunga bunga", terminó que quedó grabado a fuego en la prensa transalpina desde que lograron desvelar las fiestas que organizaba en su mansión de Arcore, al norte de Milán, a las que únicamente invitaba a mujeres jóvenes con las que mantenía relaciones sexuales a cambio de dinero o regalos.
La más conocida de todas ellas fue Ruby rubacuori (robacorazones), el sobrenombre con el que se hacía conocer la bailarina marroquí Karima El Mahroug a la que coaccionó teniendo solo 17 años. El Tribunal de Milán le condenó a siete años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer un cargo público, pero un año después fue absuelto –después de intentar bajar la edad a la que está penalizado tener sexo con menores– porque se consideró que no tenía por qué saber que Ruby no había cumplido los 18.
Pese a que fue absuelto en febrero de 2023 de más de 100 juicios en su contra, su memoria siempre estará manchada por contribuir a las redes de la prostitución, la mafia y la corrupción italiana, además de ganarse el odio de dirigentes como Obama o Merkel por sus incendiarias declaraciones. Del primero destacó lo "bronceado" que estaba siempre y de la segunda que tenía un "impenetrable culo grasiento".
Tan numerosas han sido sus faltas de respeto verbalizadas que adquirieron nombre propio: berlusconadas. A ellas pertenecen algunas polémicas como: