La vitamina K es un micronutriente esencial, conocida por ser "la vitamina de la coagulación", pero que tiene múltiples beneficios para la salud. Desempeña un papel crucial en la coagulación sanguínea y en el mantenimiento de la salud ósea. Existen dos variantes principales de vitamina K: la vitamina K1 (filoquinona) y la vitamina K2 (menaquinona).
Tras sufrir una lesión o corte, la vitamina K asiste en la activación de ciertas proteínas que contribuyen a la formación de coágulos sanguíneos, deteniendo así el sangrado. Además, esta vitamina desempeña un papel fundamental en el metabolismo óseo, al favorecer la producción de proteínas necesarias para la formación y mineralización de los huesos.
Un equipo de investigadores del Instituto de Metabolismo y Muerte Celular Helmholtz Zentrum München de Neuherberg en Alemania, ha descubierto que la vitamina K también puede desempeñar un papel en la protección del sistema nervioso y la preservación de la función cognitiva.
En estudios de laboratorio, se ha observado que la vitamina K puede tener efectos protectores contra la muerte celular en ciertos modelos celulares y animales. Se ha sugerido que esto podría estar relacionado con sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como con su capacidad para regular la expresión de genes involucrados en la apoptosis (muerte celular programada).
“Sorprendentemente, identificamos que la vitamina K, incluida la filoquinona (vitamina K1) y la menaquinona-4 (vitamina K2), es capaz de rescatar de manera eficiente las células y los tejidos de la ferroptosis”, explicó Eikan Mishima, primer autor del estudio.
La deficiencia grave de vitamina K puede provocar hematomas (moretones) y problemas de sangrado debido a que la coagulación de la sangre es más lenta. También podría reducir la fuerza de los huesos y aumentar el riesgo de osteoporosis, ya que el cuerpo necesita la vitamina K para la salud ósea.
Es importante destacar que la deficiencia de vitamina K es relativamente rara en adultos sanos, ya que se encuentra en una amplia variedad de alimentos y también se produce en pequeñas cantidades por las bacterias intestinales. Sin embargo, ciertos factores pueden aumentar el riesgo de deficiencia, como trastornos de absorción de grasa, enfermedades hepáticas graves o el uso de ciertos medicamentos que interfieren con la absorción de vitamina K.