Cada 21 de junio se celebra el "Día internacional de la Educación No Sexista", una fecha para recordar que todas las personas tenemos derecho a una educación sin discriminación, que promueva la igualdad y el acceso a diferentes áreas del conocimiento. Desde Grow- género y trabajo analizamos por qué una educación libre de estereotipos de género es fundamental para promover la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos profesionales.
Esta fecha fue impulsada en 1981 por la Red de Educación Popular entre Mujeres de Latinoamérica y el Caribe (REPEM), y en pleno 2023 los datos nos demuestran que la manera en que se educa y las posibilidades que se transmiten terminan influyendo las decisiones futuras. En nuestro país, las mujeres representan alrededor del 60% de quienes estudian carreras universitarias pero siguen existiendo carreras en las que su participación es minoritaria. Esto se debe a estereotipos de género que operan desde las infancias, y terminan influyendo en las elecciones académicas o en los desarrollos laborales.
En los países de América Latina, las y los docentes creen que las matemáticas son más fáciles para los niños que para las niñas (Cippec, 2020). Este tipo de sesgos influyen en las elecciones de carreras universitarias. En Argentina, según datos del Ministerio de Educación (2021), las mujeres son mayoría en áreas como Ciencias de la Salud (76%) y Ciencias Humanas (73%) pero son minoría en carreras como física (31%) e ingenierías (25%).
Una de las consecuencias es la concentración que se da en distintos sectores profesionales y de oficios: los varones son amplia mayoría en actividades primarias (74%), transporte (88%), y energía y minería (91%), (Ministerio de Economía, 2023). Además, en las distintas ramas que componen el sector de la construcción, donde predominan oficios históricamente masculinizados, las mujeres no llegan a ser el 5% (Ministerio de Obras Públicas, 2022).
En Argentina, hace 16 años existe la ley 26.150, de Educación Sexual Integral, una ley que en sus debates visibilizó que no hay manera de no educar sexualmente, porque siempre se educa, con lo que se dice, con lo que se hace y, también, con lo que se omite. La ESI abre lugar al diálogo, al conocimiento del cuerpo, las emociones y las formas de vincularnos como un espacio sistemático y continuo de enseñanza y aprendizaje.
En este sentido, la escuela y todos los espacios que educan pueden ser el lugar para que niñas, niños y jóvenes conozcan todas las áreas, se impulse un abanico de posibilidades y se problematicen las desigualdades existentes. Si quienes educamos no garantizamos el cumplimiento de la Educación Sexual Integral, de manera transversal, estamos vulnerando sus derechos y negando la oportunidad de conocer las múltiples posibilidades que existen en el mundo.
Desde Grow - género y trabajo promovemos espacios de trabajo diversos, inclusivos y libres de violencia creemos que para que esto suceda es necesario reflexionar sobre este y otros tantos temas que contribuyan a la transformación social.
(*) Equipo de comunicación de Grow- género y trabajo, docente especialista en ESI