La Reserva Federal de Estados Unidos decidió en su última reunión de junio pausar las subas de tasas de interés, luego de diez aumentos consecutivos que configuraron el ciclo alcista más fuerte de los últimos 40 años. La autoridad monetaria estadounidense se tomó un respiro en el 5,25% ante la moderación que evidenciaron los precios al consumidor en mayo. Sin embargo, los gobernadores del organismo plantearon que para alcanzar el objetivo de inflación es del 2% la tasa deberá ser más alta que la planteada inicialmente como “terminal rate”, es decir, que habrá más incrementos este año. Algo que el titular de la Fed, Jerome Powell, reiteró ayer al hablar en la Cámara de Representantes (ver aparte) y que reactualizó las proyecciones del mercado.
En esa línea, la Fed actualizó sus proyecciones económicas, en las cuales ajustó al alza su proyección de tasas para este año desde el 5,1% previos al 5,6%, lo que advierte sobre al menos dos subas más en lo que resta del año. Según datos de Portfolio Personal Inversiones, antes de la reunión, los mercados de futuros esperaban un aumento adicional de solamente 25 puntos básicos, por lo que la nueva senda proyectada no estaba descontada en los precios actuales.
La reacción de los mercados no tardó en llegar y aumentaron las expectativas de una nueva suba en la próxima reunión de julio del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal. De acuerdo con la herramienta Fed Watch de CME Group, el mercado asigna un 74,4% de probabilidad a un incremento de 25 puntos básicos para el mes que viene, lo que llevaría el tipo de interés al 5,50%.
Tomás Villa, asesor financiero en ConoSur Investments, destacó: “La Reserva Federal optó por pausar su suba de la tasa de interés, entusiasmada por avances en la baja de la inflación, que le permiten -entiende- tomarse un tiempo para mirar cómo permea por la economía el ajuste monetario ya efectuado. La decisión fogoneó el debate sobre si lo ya hecho por la Fed será suficiente para anclar la inflación nuevamente en la zona del 2%, o si serán necesarias subas adicionales. Algunos analistas argumentan que la política monetaria es suficientemente restrictiva, observando que la tasa de interés es superior a la inflación vigente, de manera coincidente con ciclos anteriores de ajustes monetarios exitosos. Otros, en cambio, argumentan que lo hecho por la Fed aún no es suficientemente ‘tight’. El argumento del segundo grupo tiene que ver con observar el crecimiento nominal del PBI, o sea, suma de crecimiento real e inflación, junto a la tasa de la Fed. Si observamos las recesiones en Estados Unidos, muchas veces fueron necesarias para torcerle el brazo a la suba de precios. Desde esta segunda perspectiva, en la que definimos a la tasa como restrictiva cuando supera no solo a la inflación, si no a la combinación de crecimiento e inflación, parecería que aún queda trabajo por hacer”.
En tanto, desde Balanz señalaron: “La Fed ha indicado que podría haber dos incrementos adicionales de 25 puntos básicos en lo que queda de 2023. Aunque han surgido señales confusas, ya que Powell mencionó que las proyecciones no son necesariamente garantía de lo que sucederá más adelante. Del otro lado del Atlántico, el Banco Central Europeo decidió subir 25 puntos básicos hacia 4% y mantuvo un mensaje duro respecto a la política monetaria. En este contexto el índice DXY se depreció 0,4%, pero sin exhibir una gran volatilidad a lo largo del mes. En cuanto al euro, finalizó con una apreciación del 0,8% frente al dólar, mientras que la libra esterlina fue la moneda que experimentó el mayor dinamismo en Europa, con una apreciación del 3,3%. Esto se debe a las crecientes expectativas de subas en las tasas de interés, las cuales se materializaron después de que un miembro del banco central indicara que el sólido mercado laboral podría implicar tasas más altas”.
Hacia delante, desde Balanz consideraron que estas señales confusas de la Fed acarrearan una mayor volatilidad en el dólar, aunque la divisa estadounidense debería seguir operando en una banda, sin una tendencia clara. “Hacia 2024 las mayores expectativas de una recesión podrían darle respaldo al dólar, aunque mucho dependerá de si es algo centrado en Estados Unidos o en el resto del mundo también”.