Desde hace años, las criptomonedas se convirtieron en protagonistas indiscutidas de las finanzas. La particularidad de los activos digitales es que se trata de un mercado volátil, en el que las cotizaciones pueden cambiar bruscamente en cuestión de minutos. La ventaja es que pueden comprarse en pesos y obtener ganancias en dólares, sin las restricciones que existen hoy en el mercado de cambios.
Detrás del bitcoin existe la blockchain. Este es un sofisticado sistema digital en el que quedan inmersas las transacciones las cuales pueden ser auditadas y validadas por ciento de miles de personas a lo largo del mundo. Cuando se cumplen una cierta cantidad de transacciones, se las agrupa en un bloque. Los mineros son los encargados de llevar a cabo estas tareas.
Cuando se forma un bloque el minero debe descubrir un número clave que permitirá cerrarlo. Los mineros ganan comisiones por armar bloques y además cada bloque genera nuevos bitcoins. Cada 10 minutos se cierra uno de ellos. En 2009 cada vez que se cerraba un bloque se generaban 50 bitcoins.
Muchos de nosotros ya usamos dinero digital sin darnos cuenta. Cuando hacemos una transacción, una compra con la tarjeta de crédito o débito, lo estamos haciendo. A diferencia de estos casos no existe una empresa intermediaria: por ejemplo un banco, Mercado Pago, PayPal, u otros ejemplos. Aquí el dinero se mueve de persona a persona. Es validado por los mineros, es validado por los nodos. Cuando tiene seis validaciones se dice que la transacción está absolutamente confirmada. La blockchain es de acceso público. Cada transacción tiene una dirección. No es anónimo el sistema pero tampoco revela datos personales.
La mejor forma de utilizarlos es a través de una billetera digital. Algunas de ellas vienen en versión sofware. Las billeteras pueden ser utilizadas en tu dispositivo móvil o algunas en tu computadora personal. Se recomienda tener dos aplicaciones distintas y no las mismas (una en el teléfono y otra en la PC). Como la blockchain almacena las direcciones las cuales pueden ser registradas para cada transacción se usa una dirección y después esta se desecha.
Las billeteras usan 12 o 24 palabras para recuperarlas y acceder a los bitcoins. Estas palabras son claves. En caso de perderlas es imposible recuperar su contenido. Las billeteras se pueden usar y luego borrar la aplicación pero siempre se necesitarán las palabras al volver a instalar la aplicación. Como dijimos anteriormente se utiliza código QR para las transferencias y una vez que se completan seis validaciones la transacción está 100% confirmada. A la hora de poseer una billetera recomendamos leer sobre la seguridad que poseen.
También existen billeteras harware. Estos son aparatitos que se compran en el mercado y que interiormente guardan las 12 o 24 palabras, las que nunca llegan a la red. Se conecta a la PC para hacer las transferencias pero las contraseñas quedan protegidas. Algunas de ellas son Trezor, Ledger Nano S, KeepKey. Ahora uno se preguntará ¿y si no conozco a nadie a quien comprarle o venderle un bitcoin?
En Argentina existen muchas páginas en las cuales uno se registra con sus datos personales, puede depositar pesos y comprar bitcoins on line. Aquí se pierde un poco el espíritu de las criptomonedas que suponen no intermediarios, y la no utilización de datos personales. Sin embargo uno puede adquirir un porcentaje de un bitcoin en estas webs y posteriormente descargárselo en una billetera personal.
Las "casas de cambio" virtuales en las que se operan las criptomonedas cobran, desde ya, una comisión. Lo que hacen es fijar, para las distintas operaciones o movimientos, comisiones y cargos que conviene tener en cuenta antes de empezar a invertir.
Por ejemplo, al depositar los pesos suelen quedarse con entre un 0,5% y el 6% de lo ingresado, dependiendo el monto y la modalidad. Luego, la compra-venta suele tener una comisión del 1%. A veces, no siempre, puede haber un cargo por retirar la inversión, especialmente si se quiere tener el efectivo.
Una vez que se es poseedor de bitcoins u otra criptomonedas las opciones son las mismas que con cualquier instrumento financiero. Es decir, se puede ahorrar esperando que suba su valor, o venderlo en el momento que se crea conveniente.
Por supuesto también son transferibles a otras personas, en cualquier lugar del mundo, y pueden ser utilizadas para compras. Por caso, se viene incrementando la aceptación en los comercios, y ya incluso se utilizan para operaciones inmobiliarias o autos. Las criptomonedas también se pueden invertir en las mismas plataformas donde se las adquiere.
Cada criptobilletera tiene un código propio que opera como si fuese el CBU.