El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner, Yevgueni Prigozhin, encabezó una rebelión armada contra la cúpula militar rusa que duró 24 horas.
Este 24 de junio de 2022 aceptó detener su marcha hacia Moscú, luego de que habló con su amigo el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, quien actuó de mediador. “Prigozhin aceptó la propuesta del presidente bielorruso sobre el avance de los efectivos de Wagner en territorio ruso y pasos futuros para reducir las tensiones”, informó el servicio de prensa de Lukashenko.
“Ha llegado el momento de que se puede derramar sangre. Por eso, comprendiendo toda la responsabilidad de que se derrame sangre rusa por una de las partes, nuestras columnas dan media vuelta y regresamos a nuestras bases de acuerdo con el plan”, afirmó Prigozhin.
Los detalles del acuerdo fueron revelados poco después por el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, a la agencia TASS. “El caso penal que le fue abierto será cerrado y él (Prigozhin) se irá a Bielorrusia”.
Agregó que tampoco serán perseguidos los otros que tomaron parte en el motín debido a sus “méritos en el frente”. Mientras, los combatientes que no se rebelaron podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.
Acerca de la posibilidad de reajustes en el Ministerio de Defensa, que fue el objetivo declarado de la marcha de Wagner, Peskov subrayó que este asunto “está en potestad del presidente ruso” y que es “poco probable” que se haya discutido durante los contactos para resolver la insurgencia. En este sentido, afirmó desconocer cualquier cambio de confianza de Putin en el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, quien ha sido ligado con la empresas de soldados Patriot, competencia directa de Wagner.
Sobre los motivos de la rebelión, Prigozhin indicó que las élites militares rusas “querían desintegrar a Wagner” y explicó que por ello anunció la “marcha por la justicia”, durante la cual en 24 horas avanzó hasta llegar a 200 kilómetros de Moscú, tras tomar la ciudad sureña de Rostov del Don sin derramar sangre.
Las autoridades rusas desplegaron a policías armados con ametralladoras en la entrada de la autopista M4 Don a Moscú para detener a los mercenarios, según el diario Védomosti.
Además se levantaron diversos obstáculos en la autopista para impedir una eventual penetración de los mercenarios, desde el bloqueo de las vías con camiones Kamaz hasta tractores.
Yevgueni Prigozhin, nacido hace 62 años en San Petersburgo, fue delincuente antes de ser empresario, pues pasó 10 años en prisión en la década de 1990, aunque nunca reveló la razón.
Al salir de la cárcel vendió perritos calientes mezclando la mostaza en la cocina de su familiar y ganando 1.000 dólares al mes, según dijo en 2011 a un portal de su ciudad natal en una de las raras entrevistas que dio.
También es conocido por sus negocios de restaurantes y servicio de alimentos forjados cuando Putin llegó al poder, pues le adjudicaron contratos gubernamentales de catering y para escuelas en Moscú. Entonces se había ganado el apodo de Chef de Putin.
Tras declarar su rebelión, el presidente Putin dijo acerca de las acciones de Prigozhin que “la ambición desorbitada llevó a una traición contra Rusia”.
El conflicto entre Prigozhin y Defensa estalló este año en torno a la lucha por Bajmut, finalmente tomada por los mercenarios en mayo, en lo que ha sido la batalla más larga hasta el momento en Ucrania, cuando acusó a Shoigú de dejar morir sin suficiente munición a sus hombres.
Desde entonces solo han aumentado las arremetidas del empresario contra Defensa, por temas como los ataques con drones supuestamente ucranianos contra el Kremlin y el sur de Moscú, o la incapacidad de Rusia de defender las regiones fronterizas (como Bélgorod) de bombardeos.
