En medio del comienzo del invierno, los casos de influenza, también conocida como gripe, empezaron a aumentar. En las primeras semanas de enero de 2023 se reportó un brote, que bajó para comenzar a aumentar nuevamente a partir de abril.

Según el Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, entre enero y junio se reportaron 402.061 casos de gripe en el país, lo que representa 860,1 por cada 100 mil habitantes. Además, ya se registraron 11 muertes.

Por la emergencia de salud pública por el COVID y las medidas de restricción en la movilidad, la circulación del virus de la gripe común fue variando en Argentina. Sin embargo, y al igual que en el caso del coronavirus, la recomendación de los especialistas sigue siendo que los grupos de riesgo se apliquen la vacuna correspondiente.

La gripe es causada sólo por los virus de la influenza, mientras que el resfrío o resfriado puede ser causado por varios virus diferentes, incluidos los rinovirus, los virus de la parainfluenza y los coronavirus estacionales.

En Argentina, el único tratamiento es una vacuna, que se encuentra prioritariamente indicada para los grupos de riesgo: adultos mayores de 65 años; personas con enfermedades crónicas (diabéticos, cardíacos y pulmonares) y con alteraciones de la inmunidad; niños o adolescentes que mantienen una terapia prolongada con ácido acetilsalicílico (aspirina); y personal médico, enfermeros y aquellos que tengan contacto con pacientes de alto riesgo.

La confusión entre los síntomas de gripe con los del resfrío lleva a que algunas personas recurran a tratamientos inadecuados que complican su estado de salud. Los síntomas recurrentes de la gripe son: