Una obra infantil sobre la pérdida y el cariño

Sami está muy triste. Su abuela, Mama Sara, ha muerto, y pese al consuelo que recibe de su madre, ella sabe que no la volverá a ver. Sin embargo, tras el entierro, Sami cae en un sueño profundo, donde el fallecimiento de su amada nana cobrará un significado totalmente nuevo.

Esta es la historia que narra ‘Mama Sara’, obra infantil inmersiva que se estrena este viernes en el Teatro México.

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La pieza empezó como una colaboración entre los distintos ensambles de la Fundación Teatro Nacional Sucre (FTNS), en el que participaron los coros juvenil e infantil y la Orquesta de Instrumentos Andinos.

Así lo explicó Simón Gangotena, director musical del FTNS. “Los compositores Giovanny Mera y Luis Garrido, del Centro Cultural Mamá Cuchara, tenían una propuesta musical para una obra creada con música proveniente de la cosmovisión andina y que mostrara esa riqueza”, explicó.

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Con la sonoridad en mente se sumó la actriz y dramaturga Silvia Brito, quien fue convirtiendo la musicalidad en una historia que exaltara la perspectiva andina. Esa búsqueda la llevó al concepto de la muerte.

“Para nosotros como mestizos, la muerte es triste. Pero en la cosmovisión andina, la muerte es un eterno retorno, el retorno a la tierra, a la semilla, entonces quería abordar esa metáfora para hablar de ese ciclo”, dijo.

Brito agregó que la muerte suele ser un tema tabú alrededor de los niños, entonces plantear el concepto desde la poética de la semilla era una manera de discutir el tema con los públicos infantiles, dejando de lado la pérdida desde el dolor.

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“La muerte es triste, pero no tiene porqué ser la única evocación. En la obra esa tristeza termina convirtiéndose en los sonidos del campo, la fiesta, la siembra y la cosecha”, señaló.

Los ensayos iniciaron en marzo y la construcción de la pieza teatral se llevó a cabo escena por escena, incorporando la expresión corporal, las melodías de la Orquesta de Instrumentos Andinos y las voces de los jóvenes y niños cantantes.

“El reto sin duda fue incorporar los distintos elementos que son parte esencial de la obra, pero tenemos elencos muy profesionales, dedicados a su trabajo, entonces fue fluyendo poco a poco y la puesta en escena fue una construcción colaborativa”, agregó Brito.

Para los jóvenes cantantes, no obstante, el reto fue encarnar a los personajes, tras venir de años dedicados exclusivamente al canto.

Así lo indicó Ariana Bastidas, quien da vida a Sami.

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“Hemos tenido pequeñas participaciones teatrales con el Coro Ciudad de Quito, pero esta es la primera experiencia teatral completa para todos nosotros. Ha sido emocionante, pero también muy duro”, explicó.

Señala que el trabajo vocal ha sido un reto, pues Sami es un personaje infantil, que ella debe interpretar a sus 17 años. “He tenido que aprender a que mis movimientos sean los de una niña pequeña, y que mi voz suene menos coral para darle veracidad a Sami”, comentó.

La obra tendrá funciones hasta el domingo en el espacio cultural, ubicado en las calles Tomebamba y Antisana.

ABOGAR POR LOS MÁS PEQUEÑOS

“¿Cómo podemos hablar de formar nuevos públicos si las propuestas culturales dejan de lado a las infancias?”, reflexiona Simón Gangotena, director musical de la FTNS.

Este señala que, al conformar las propuestas para la agenda de piezas se invirtió fuertemente en esta obra con ese fin, ofrecer a los más chicos un espectáculo de calidad que fuera lúdico y educativo.

Tras estas funciones, la obra recorrerá otros espacios. “La idea es llevarla por la ciudad”, comentó.

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