La negociación con el FMI ante una nueva etapa: el cara a cara con Rodrigo Valdés

 La negociación con el FMI ante una nueva etapa: el cara a cara con Rodrigo Valdés

En los próximos días, cuando los funcionarios argentinos y el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelvan a encontrarse, comenzará una nueva etapa en la siempre complicada relación entre las partes. Por primera vez desde que asumió en su cargo el 1 de mayo, Rodrigo Valdés negociará cara a cara con los enviados del Gobierno un nuevo acuerdo.

El director para el Hemisferio Occidental participó durante varias semanas en las discusiones vía teleconferencia a través de las pantallas de las computadoras de Buenos Aires y Washington, pero nunca había tenido contacto directo con los argentinos. Ahora, cuando viajen a la capital de los Estados Unidos el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur, se encontrarán personalmente y surgirá una respuesta importante y central hacia el futuro: el tipo de relación que mantendrán hacia delante.

Si hay buena comunicación mutua, Argentina podría especular con que la relación con el FMI y la vigencia del tratado se ejecute con mayores flexibilidades que hasta la semana pasada, cuando los contactos eran meramente virtuales, con la frialdad del caso. Se especula con que habrá un clima de mejor comprensión ante la realidad económica local. Y que si bien no hay que esperar cambios radicales en cuanto a las reglas generales para el caso argentino (siempre polémico y con críticos crónicos dentro del staff del FMI), algo que además depende exclusivamente de lo que decida el Board del organismo, al menos habrá interlocutores más predispuestos y preparados para entender la realidad criolla.

Lo que se percibió hasta ahora es que Valdés tiene buena voluntad, pero quiere conocer más de cerca y de manera directa (persona a persona) la realidad de la economía argentina; incluyendo la situación política en este proceso electoral. Un aspecto que no era tenido en cuenta por el antecesor de Valdés, ya que ni el ya asentado como titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, ni el interino en el FMI hasta la llegada de Valdés, el ingles Nigel Chalk, mostraron mucha comprensión sobre la debilidad política de la Argentina actual.

A comienzos de marzo, la propia Kristalina Georgieva fue quien anunció que el elegido para el estratégico cargo, que tiene, por ejemplo, bajo custodia a toda América Latina, era el chileno Rodrigo Valdés. Exministro de hacienda de la época de Michelle Bachelet y muy conocedor de la realidad política, económica, financiera y cambiaria del país.

Desde el primer momento, el país esperó que con la llegada del economista chileno proveniente de las filas del MIT de Boston habría una visión algo más estructuralista y amplia sobre las políticas reales que el país puede aplicar para lograr las metas comprometidas con el FMI. Se especulaba con un funcionario difícil para negociar y discutir metas, pero que despliegue cierta capacidad de aceptar gradualismos flexibles y entendimientos sobre medidas complejas como la falta de velocidad en el levantamiento de restricciones cambiarias o movimientos financieros de canjes o cambios de carteras de endeudamientos; algo que espantó a su inmediato antecesor Chalk y su gente.

Valdés demostró en toda su carrera de funcionario y en sus visitas al país (varias en funciones en Chile y luego como conferencista) mostrar mucha voluntad de comprensión ante Argentina, y se explayó en la idea de pensar lo mejor para el país más allá de lo que los libros y normas del Fondo indiquen y obliguen.

Habrá que ver si estas inquietudes pueden ser desplegadas en los rígidos anaqueles del organismo. Pero lo cierto es que, al menos, se espera que cuando corra más su gestión, muestre una personalidad más dispuesta a escuchar argumentos y encontrar vías negociadas antes que la aplicación de las clásicas recetas que vienen de Washington.

Si las negociaciones salen bien, aparecerá en algún momento en escena la número dos del FMI, Gita Gopinath; la delegada del Fondo para cerrar el acuerdo final con la Argentina, al ser la persona que se ganó la confianza de la administración de Joe Biden para negociar con el país.

La subdirectora gerente del FMI cerró una buena relación con Sergio Massa en los últimos encuentros que ambos protagonizaron, y lograron certificar la confianza mutua en varias conversaciones vía WhatsApp. Ahora, ya ingresado el tratamiento del acuerdo en su etapa final, se espera que Gopinath saque a relucir su espíritu negociador y acelere el cierre de las discusiones. Si hay acuerdo, será Valdés quién tenga que controlar lo que se firme.

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