Juntos por el Cambio de Tucumán no terminó aún de asimilar la dura derrota por 22 puntos ante el peronismo en las elecciones provinciales del pasado 11 de junio y ya atraviesa una feroz interna que se dirimirá en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), del domingo 13 de agosto. En octubre finalizan los mandatos de cinco diputados nacionales, tres de Unión por la Patria y dos de JxC. En la oposición medirán fuerzas dos nóminas que reproducen el escenario nacional y que más allá del resultado circunstancial, será un test electoral que podría definir nuevos liderazgos y el radicalismo no quiere perder la oportunidad para consolidarse como la columna vertebral del armado que deberá convivir con el peronismo.
La lista alineada con el precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, está presidida por el experonista Germán Alfaro, también intendente de San Miguel de Tucumán, quien está acompañado por Valeria Amaya, Mariano Malmierca, Sara Noemí Correa, Federico Romano Norri (h) y Domingo Amaya, candidato al Parlasur. La nómina de la precandidata presidencial Patricia Bullrich, presidenta del PRO, es encabezada por el radical Mariano Campero, intendente de Yerba Buena y legislador provincial electo, junto a la legisladora Nadima Pecci, quien se alejó de Fuerza Republicana; Sebastián Salazar, intendente radical de Bella Vista, Luis Frías Silva y Ramiro Beti, concejal de Concepción y hombre del PRO. Rafael López Guzmán aspira al Parlasur.
La derrota de Alfaro por partida doble, en la provincial y en la municipal porque su esposa, la senadora nacional Beatriz Ávila, perdió ante la peronista Rossana Chahla en la disputa para sucederlo, no solo dejó al aún intendente sin la principal fuente de financiamiento de su Partido por la Justicia Social (PJS), socio de JxC, también puso en cuestionamiento su liderazgo. Igual, el excandidato a vicegobernador primereó, armó su propia nómina, se reunió con el alcalde porteño y la adosó al binomio que integran Larreta y Morales, que van por las candidaturas nacionales a presidente y vice. En Buenos Aires también bloqueó los intentos para que una lista radical pura pudiera armar otra boleta larga con el alcalde porteño y el gobernador jujeño. Esta acción provocó un profundo malestar hasta en los radicales con perfil dialoguista. Otros han encontrado en esa jugada la justificación para enfrentarlo en las primarias y buscarán provocarle una tercera derrota consecutiva, lo que implicaría cortar con su carrera política.
Al filo de que expirara el plazo para presentar listas para las PASO, el pasado 24 de junio, se inscribieron cuatro. Las de Alfaro, Campero, una tercera referenciada en el dirigente gremial del PAMI Osvaldo Barreñada –que se cayó por vicios de forma- y una cuarta encabezada por el legislador provincial José Ascárate, 100% boina blanca, en un intento por contener a quienes no comulgan con Alfaro aunque, desde ese espacio, se aclaró que acompañaban al binomio Larreta – Morales. En vano fueron los intentos de esta última nómina por armar boleta larga con el alcalde porteño, puesto que el intendente de la capital bloqueó los caminos. Ante la negativa de los apoderados nacionales de darle los avales y sólo quedaba competir con boleta corta, Ascárate se bajó.
“Alfaro se equivocó con nosotros, vamos a acompañar a Campero y le ganaremos fácil. Sus caprichos y ambiciones han profundizado las diferencias”, sostuvo a Ámbito un dirigente radical de la capital tucumana, con vasos comunicantes con las conducciones nacionales de la UCR y el PRO. La UCR tucumana deberá hacer malabarismos para no desairar a Morales, presidente del comité nacional, y lograr el objetivo de vencer a la lista de Larreta. Se señala que Alfaro no le perdona a los boinas blancas que la fórmula para gobernador y vice de JxC haya logrado casi 13.000 votos más que Ávila en la capital tucumana. Para el intendente, en ese corte de boleta está la explicación de la derrota de su esposa.
