Mientras se aceleran las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional y se espera el momento del viaje de funcionarios del Ministerio de Economía a Washington, comienza ya a analizarse el próximo paso que tendrá que enfrentar el Gobierno. Si hay fumata blanca con el staff técnico del organismo que maneja Kristalina Georgieva, habrá que lidiar luego con el board del organismo, donde, por lo que se sabe, habría apoyo de varios países centrales aliados, pero un problema serio por enfrentar. Es la oposición de Japón, país que se viene manifestando de manera crítica contra Argentina.
Por lo que se sabe, ya comprometieron su apoyo Estados Unidos (se lo aseguró la administración Joe Biden a Sergio Massa), Francia, Brasil, China y Rusia. Con esto, ya hay masa crítica para pensar en que nuevamente habrá mayorías suficientes para darle una nueva oportunidad al país en el FMI. Sin embargo, obviamente, hay una condición: que antes haya acuerdo entre los negociadores argentinos y el staff técnico del Fondo, para que al momento de votar en el directorio la propia conducción del organismo pueda mostrar algo defendible ante los embajadores/accionistas de los países miembros.
Sin embargo, hay problemas con algunos países europeos y, fundamentalmente, con la posición japonesa. Este país tradicionalmente no apoya cambios a las reglas establecidas, además de ser un crónico crítico (quizá con razón) de la historia y las costumbres de la Argentina en el Fondo en cuanto a su cumplimiento de lo pactado. Si además hay que considerar que lo que se deberá votar es una alteración de un acuerdo vigente porque (esta vez con motivos serios) Argentina no cumplió lo pactado, más crítico será. Una posición similar plantean hoy Alemania, Países Bajos, Gran Bretaña y otros estados europeos.
Entre Estados Unidos, Francia, Brasil, China, Rusia y los bloques que habitualmente votan de una manera menos crítica sobre el país (nunca nadie está plenamente conforme con lo que se plantea sobre Argentina), Argentina tendría garantizado en el Board un apoyo superior al 40% de los votos. Sin embargo, aún falta para la mayoría crítica de 85% necesaria para conseguir los avales suficientes para que los técnicos de línea del Fondo apliquen para el país un plan por fuera de los únicos mecanismos autorizados por la carta orgánica del organismo, en este caso un Facilidades Extendidas con cambios en el plan de pagos y liquidación de divisas.
Como lo que propone el país es una alteración de las normas, sólo una votación de más del 85% podría avalar el pedido. Para esto, el apoyo de Estados Unidos es la clave ya que detenta el 16,74% de las acciones, con lo cual sin este aval sería imposible que la intención de alterar (levemente) la Carta Orgánica del FMI prospere. Algunos afirman que, en realidad, al ser un cambio en un acuerdo ya vigente sólo se necesitaría el 70% de los votos positivos; un nivel para el que igualmente se requiere la aprobación y militancia de los Estados Unidos. En total, el Board está integrado por 24 directores ejecutivos que representan porcentualmente diferentes niveles de poder dentro del organismo. Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido pueden elegir un director sin ayuda de ningún otro país. China, Arabia Saudí y Rusia eligen de facto un director cada uno; mientras que los 16 restantes lo eligen según bloques de estados.
Massa ya sabe de la posición crítica de Japón. El lunes de la semana pasada en su primer acto público como ministro de Economía y candidato a la presidencia por el oficialismo, cerró los necesarios acuerdos bilaterales con los estados europeos dentro de la deuda que el país mantenía con el Club de París. Sucesivamente pasaron por el Palacio de Hacienda los embajadores de España, María Jesús Alonso; de Francia, Claudia Scherer-Effosse; y de Suecia, Anders Carlsson; para cerrar los planes de reprogramación de deuda a los que ya se habían sumado otros acreedores, como Italia, Bélgica, Suiza, Países Bajos, Alemania, Canadá, Israel, Finlandia, Austria, Dinamarca, Estados Unidos y Reino Unido. Estos acuerdos se dan en el marco del convenio alcanzado con el Club en octubre de 2022 por el cual se reprogramó el 100% de la deuda mediante pagos realizados durante trece semestres consecutivos hasta finalizar en 2028. Sin embargo, restaba un miembro del organismo para terminar de cerrar la faena: justamente, Japón.
