Los inversores apostaron este jueves a que la persistente inflación obligará al Banco de Inglaterra a subir la tasa de interés hasta el 6,5% en diciembre, su nivel más alto en 25 años, llevando la rentabilidad de los gilts a 10 años a su nivel más alto desde 2008.

En una sesión que algunos analistas calificaron de caótica, los futuros de tasas mostraron una probabilidad del 55% de que el Banco de Inglaterra tenga que subir los tipos del 5% actual al 6,5% a finales de año, y las probabilidades aumentaban hasta cerca del 80% para marzo de 2024.

De esta manera, los plazos más largos se vieron tan afectados como los más cortos, que fueron los más impactados por las ventas anteriores.

La caída del jueves fue más pronunciada que la de la deuda pública en otros países europeos y en Estados Unidos, que se vieron afectados por los datos que mostraban que las nóminas privadas estadounidenses aumentaron mucho más de lo esperado en junio.

El Banco de Inglaterra declaró en junio que había "una mayor persistencia en el proceso inflacionista" al subir las tasas de interés medio punto porcentual más de lo previsto, y mantuvo las ventas de deuda pública británica que inició en mayo.

"Las expectativas de los inversores sobre futuras subidas del Banco de Inglaterra se han vuelto más agresivas en los últimos días", escribieron los estrategas de Deutsche Bank en una nota a clientes.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, dijo este jueves que el Banco Central estaba centrado en conseguir que la inflación "baje del todo" hasta su objetivo del 2% -desde casi el 9% en mayo- y que era demasiado pronto para hablar de cuándo podrían empezar a bajarse las tasas.

"Bajar la inflación es lo más importante que tenemos que hacer", declaró Bailey a la BBC.