Los habitantes de Daule, indefensos ante la ola delictiva que experimentan

La ola de violencia que vive el cantón Daule no tiene horario, pese a los operativos militares y policiales. Solo esta semana, seis agricultores de los recintos Animas y Boca de las Piñas fueron asaltados cuando esperaban un bus de transporte público, y hubo otros cuatro acribillados, dos heridos de bala, tres balaceras y un patrullero baleado.

El robo a los arroceros, cuyo delito quedó grabado en las cámaras de videovigilancia y se viralizó, a decir de las autoridades, podría haber sido realizado por una banda que en ocho días ha robado a decenas de locales de electrodomésticos, farmacias, heladerías, gasolineras, restaurantes.

Frente a esta situación, entre ayer y el pasado 5 de julio, al menos 40 negocios no abrieron sus puertas. “He cerrado mi local temporal mente porque no puedo más trabajar así. Siento terror. Los nuevos policías del Servicio Preventivo que han llegado patrullan a pie y sin armas. Solo con un tolete. Me siendo indefenso y desprotegido”, detalló el propietario de una ferretería, que como el resto solicitó a este Diario que no se publicara ni su nombre ni su foto.

“Nos pueden matar. Aquí si uno habla, te matan”, lamentó.

En lo que va del año, Daule registra 65 muertes violentas, casi todos ejecutadas por criminales que se movilizan en moto, según reportó la Fiscalía.

La inseguridad que vive este cantón obligó a que la semana pasada el Teniente Coronel Danny Herrera, quien era subjefe del distrito Policial de este sector, pida el pase a otra localidad. El pasado 25 de junio, en los exteriores de la Unidad de Policía de La Yolita, su vehículo sufrió un atentado.

El coronel Paúl Villavicencio, jefe del distrito Policial, confirmó a EXPRESO que en las próximas horas 100 policías de las unidades de investigación e inteligencia llegaran desde Quito para realizar una intervención integral al territorio. “Esperamos la colaboración de la ciudadanía para prevenir los delitos. Nos llaman cuando el delito ya ha pasado. Las denuncias son escasas”, indicó.

 Y la ciudadanía lo admite. Mas también reconoce que el sistema no ayuda. “Te mandan de un lado a otro, dicen que no te pueden ayudar. El sistema es tan engorroso.... Así no perderé mi tiempo. Si ya perdí mis cosas y la libertad, no perderé también mi tiempo”, señaló Claudia Sánchez, habitante.

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