Perdón: qué esté presente siempre

Reconciliación, muchas veces difícil cuando la situación es complicada y las personas inmiscuidas en el problema no están dispuestas a ceder. El perdón se siente lejos; la felicidad compartida por los afectados se ha borrado. El Redentor y Reconciliador de los hombres es Jesús. Dios tuvo compasión y prometió un Redentor que nos reconciliaría, curando rupturas causadas por el pecado original. Cuando nuestro espíritu se perturbe por conflictos que amenacen desestabilizar la armonía familiar, busquemos al Reconciliador por excelencia, que adquirió nuestra humanidad para entender nuestros problemas y preocupaciones. Que las dificultades no nos distancien. Que la reconciliación esté a flor de piel.

Mario Monteverde Rodríguez

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