Atasco sin fin en La Puntilla

Ni antes ni después de las elecciones, los habitantes de La Puntilla, en Samborondón, han logrado tener un respiro a la hora de circular por la avenida principal, que históricamente permanece colapsada y es la causante de los dolores de cabeza, quejas y enojo que sufren los conductores.

Están hartos, se quejan de forma colectiva, de ver cómo en casi tres décadas los alcaldes no han logrado remediar el problema y le han apostado nada más que a “obras parche que eliminan apenas por unos días” los ruidos, las frenadas, los insultos y el riesgo de los peatones a ser atropellados por los autos y motos que se mezclan entre los carriles, sin respetar incluso las señaléticas.

“Los Yúnez, primero el padre y ahora el hijo, han sido los alcaldes que ha tenido nuestro cantón en las últimas tres décadas y nunca, pese a la visión que dicen tener, han podido desatascar nuestra arteria, la única que tenemos, que es quizás la razón principal por la que vivimos como vivimos: como hormigas intentando caminar en una caja de fósforo”, señaló el residente Wladimiro Ascázubi, habitante de Ciudad Celeste, una de las zonas conflictivas y por la que, según datos del Cabildo, se movilizan alrededor de 35.000 vehículos a diario.

Y es que según el habitante Enrique Benetazzo, suele tomarle una hora ir desde ese punto hasta el Village Plaza, no más de 7 kilómetros. Un completo caos.

Julio Real, residente de esta parroquia satélite, vive aturdido y por ello se plantea ya la opción de regresar a Guayaquil. “No es que esa ciudad sea la mejor vialmente, es igual o peor. Pero no quiero ya tener que hacer estos recorridos absurdos. Pierdo a diario unas tres horas, eso es inconcebible. Trabajo en el centro del Puerto Principal, por ello pienso irme a la Kennedy. Mi primera opción era Los Ceibos, pero pienso que experimentaré un martirio similar al desplazarme por la avenida del Bombero y la Carlos Julio Arosemena, igual de asfixiantes”, sentenció.

Frente a esta situación, EXPRESO interpeló al alcalde de Samborondón, Juan José Yúnez, quien reconoció que hay un problema y está al tanto de los reclamos, pero detalló que contrario a lo que denuncia el ciudadano, el tiempo que pasa uno atascado es menor que el del pasado. “Antes un conductor se quedaba 20, 30 minutos en la vía, ahora 7. Hay atasco, pero hay fluidez”, precisó; al asegurar, sin embargo, que están realizando tres estudios de ingeniería de detalle que les permitirá ejecutar una serie de soluciones viales; entre las que constan la construcción de dos pasos elevados cerca de Plaza Batán y del Village Plaza, y la ampliación de la vía. Un punto que no a todos convence.

“Queremos ampliar solo donde la vía lo permita, por ejemplo, entre el kilómetro 7 y el 9,5, donde se podrá ganar un carril. Allí podremos hacer mejor los retornos continuos, que es una medida que desde ya vamos a implementar, a la par de la colocación de los semáforos inteligentes. Estos serán instalados ya la semana entrante”, precisó Yúnez, quien reveló que en el plazo de uno y tres meses tendrá listos los estudios.

“Con ellos, inmediatamente haremos la licitación de los contratos. Pero habrá que ver qué estragos causa El Niño. Si el fenómeno podría dificultarlas, las haremos una vez que pase”, aclaró.

Hasta el año pasado en La Puntilla, un promedio de cien mil vehículos diarios rodaban por la avenida principal. Desde hace un mes, según los datos que maneja la Municipalidad, entre 10.000 y 15.000 se han sumado a la estadística, lo que a decir de Yúnez explica el porqué de los permanentes atolladeros.

“La gente recorre esta zona no solo por ser una vía de paso segura, sino porque está viniendo a hacer sus actividades comerciales y de distracción. Lo hacen por seguridad, porque hay más seguridad y menos violencia que lo que vemos en otros lados. Pero ante ese incremento estamos buscando soluciones. Lo que quiero dejar claro es que estamos tomando acciones y pronto”, señaló.

Pero para la ciudadanía es preciso poner sobre la mesa otras opciones que permitan descongestionar la arteria. “Una vía alterna, la activación del transporte fluvial, desvíos que salgan hacia el colegio Thomas More y que conduzcan por allí a los que quieran ir a la cabecera cantonal, es lo que urge. No quiero pensar en que ya es tarde arreglar el tráfico que hay en Samborondón. Que falló la planificación es un inminente, pero otras ciudades del mundo han logrado rectificar sus errores urbanos, y pues tengo la esperanza, espero, que este sea el caso”, pensó el residente Adrián Pereira; quien ve al puente que conecta a La Puntilla con el norte de Guayaquil como un espejo de lo que era el puente de la Unidad Nacional.

“Ahora este permanece congestionado en las horas pico, pero de tal manera que solo alcanzas a ver una marea de luces rojas sobre la calzada. Recuerdo cómo era rodar hace 7 o 10 años por el viaducto de la Unidad Nacional. El panorama no es el mismo, pero ya se está pareciendo y es ahí que hay que actuar”, pensó.

María Gabriela Valverde, otra víctima de los atascos, como se autodenomina, exige cambios inmediatos puesto que se ha vuelto hasta complicado llegar a la clínica cuando hay emergencias. En Los Arcos, otra zona conflictiva y comercial, está precisamente un centro hospitalario privado y, en horas pico se torna complejo acceder al espacio.

Las motos se cruzan, los peatones salen corriendo y los vehículos, como lo comprobó este Diario, bloquean todo tipo de ingreso. “En horas pico, recorrer los 10 kilómetros que tiene la vía no implica hacerlo en esos 10 o 7 minutos de los que habla el alcalde. Toma una hora y quizás más. ¿Así cómo salvamos una vida?, cuestionó Emilia Albán, de Entre Ríos. 

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