La historia marca que los funcionarios que ocupan puestos importantes dentro del Fondo Monetario Internacional, implicados en los casos de negociaciones de acuerdos o fiscalizaciones con la Argentina, tienen destino negativo inevitable. Fue el caso en los últimos años del mexicano Alejandro Werner, que de ser un plenipotenciario director Gerente para el Hemisferio Occidental, directamente perdió su puesto en el organismo por haber llevado adelante el stand by de 2018. También le fue mal al italiano Roberto Cardarelli, quien como responsable de ese acuerdo, y en parte de su fracaso, terminó como fiscalizador de países de oriente medio; lejos de la estructura de poder del Fondo. Sin embargo, y al menos hasta ahora, uno de los profesionales técnicos del FMI que tuvieron entre sus responsabilidades atender la cuestión argentina, recibió en los últimos días un upgrade en la estructura burocrática del organismo, con la confirmación de responsabilidades ejecutivas sobre el país.
Se trata del británico Nigel Chalk, quien desde la salida del brasileño Ilan Goldfajn de la gerencia del Hemisferio Occidental fue designado como la cabeza técnica de la fiscalización y control del caso argentino, llegando a ser, por ejemplo, quien firmó los papeles para dar por aprobadas las metas de 2022 del Facilidades Extendidas vigente. Fue además el responsable de controlar la marcha del acuerdo durante los primeros cuatro meses de 2023. Fue quien elaboró dos informes clave sobre el país: el de las críticas al uso de reservas para ejecutar política cambiaria y quien opinó a favor de convalidar el argumento local sobre el efecto devastador de la sequía sobre las cuentas públicas.
Había expectativa sobre el destino que le cabría dentro del organismo a Chalk luego de la llegada el 1 de mayo del chileno Rodrigo Valdés a la dirección para el Hemisferio Occidental. Sin embargo, el flamante funcionario consideró al británico como parte fundamental de su equipo y le dio cargo formal a su gestión. Hacia delante será subdirector para el Hemisferio Occidental, esto es su número dos; con responsabilidades directas sobre Argentina. Valdés tomó como un activo indispensable el conocimiento que Chalk tiene sobre el caso nacional; algo no menor si se tiene en cuenta que se trata de la renegociación del préstamo más importante en la historia del organismo, y que implica la secuencia futura de los u$s44.500 millones que el FMI le prestó al país en 2018.
De más está decir que Chalk es muy conocido en Buenos Aires. Durante gran parte del segundo semestre de 2021 el británico asumió como director interino ante la salida de Alejandro Werner en la conducción del Hemisferio Occidental. Como el período de este pedido de renuncia de Werner y la llegada de Goldfajn se extendió entre agosto de 2021 y febrero de 2022, la intervención de Chalk como interlocutor inevitable de la gente de Martín Guzmán fue importante. En aquellos tiempos el exministro de Economía discutía el Facilidades Extendidas con el departamento que manejaba Chalk y, entre otras cuestiones, verificaba la poca voluntad del organismo para avanzar, por ejemplo, en la reducción de las tasas de interés que se les aplican a países incumplidores como Argentina. La tasa de interés siguió siendo la máxima, algo que luego generó problemas directos entre Guzmán y el kirchnerismo.
Hay otro antecedente de la presencia de Chalk en la historia de la relación entre el FMI y el país. Fue uno de los principales responsables entre febrero y junio de 2018 de la negociación del acuerdo stand by firmado por el gobierno de Mauricio Macri. El funcionario ocupaba el cargo de segundo responsable del departamento del Hemisferio Occidental, un puesto que luego alcanzó la norteamericana Julie Kozack, quien fue la que finalmente fiscalizó ese acuerdo cerrado en el gobierno anterior, y continuó fiscalizando durante el gobierno de Alberto Fernández.
Antes de dedicarse al Hemisferio Occidental del FMI, Chalk había sido jefe de investigación para Asia fuera de Japón en el banco de inversión Barclays, y previamente se desempeñó como jefe de misión del FMI para China.
Chalk es quien viene negociando para el FMI desde abril, cuando la propia Kristalina Georgieva había anunciado que las metas de reservas en el Banco Central se reducirían como consecuencia de la sequía. Pero es además un defensor a ultranza del sostenimiento de la meta fiscal de 1,9% del PBI para este año. Se verá hacia delante, qué tan firme es su posición.