Ser madre es una de las más grandes experiencias de ser mujer. La relación que se tiene con ellas es un caos maravilloso lleno de alegrías, tristezas, discusiones y hasta frustraciones que se convierten en dolores de cabeza, pero eso no le resta al amor que se les tiene, porque a pesar de vivir todas estas emociones en conjunto, su amor es incondicional y no va a disminuir por las adversidades.
Para la neuropsicóloga Itzel Navas, el concepto de ser madre implica tener la habilidad de formar a ese nuevo niño, dirigirlo y guiarlo en los procesos formativos, motivacionales, correctivos, espirituales.
No es algo que se pueda ocultar. Es una realidad que las actitudes y temperamento de cada madre influyen en gran cantidad en el desempeño y la educación de sus hijos.
Sin embargo, esto no quiere decir que algunas, por no tener una personalidad pasiva, no cumplan bien su papel maternal; todo lo contrario. La variedad es grande.
Una investigación realizada por el Journal of Child Development Studies sobre la personalidad de las madres, su estilo de crianza y la autonomía de los adolescentes, arrojó que las reinas de la casa se caracterizan principalmente por ser personas conscientes con una alta capacidad para ser diligentes, eficientes, planificadoras, seguras y ordenadas.
Poseer al menos un par de estas cualidades la ubica como una mamá promedio.
Sí, cada una de ellas es un mundo diferente. La especialista Navas las clasifica de la siguiente manera:
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