El diario La Nación persigue al juez Martínez de Giorgi

 El diario La Nación persigue al juez Martínez de Giorgi

El pecado del juez federal Marcelo Martínez de Giorgi parece haber sido recibir por sorteo la denuncia judicial que hizo el empresario Armando Loson, involucrado en la mentada causa “Cuadernos” solo a partir de los escritos aparecidos en un cuaderno del que se dijo que el exchofer Oscar Centeno había redactado. Lo burdo de su aparición posterior en un expediente judicial fue que ni siquiera había participado de licitaciones de obra pública porque su empresa no participa de ese rubro, un eje vertebral de la supuesta causa que apuntaba a desbaratar un circuito de corrupción que involucraba al sector privado con funcionarios kirchneristas.

El segundo pecado de Martínez de Giorgi fue acceder al pedido de la querella de peritar los “cuadernos”, una obviedad que en más de tres años de instrucción jamás se había hecho por el magistrado Claudio Bonadio que -desde que tomó ese caso en tándem con el diario La Nación- rehusó realizar una de las medidas de prueba esenciales para corroborar los extremos fácticos que se denunciaban. El problema, ahora revelado para La Nación, que en su editorial arremete contra el juez, lo amenaza, lo aprieta, lo carpetea con su pasado y busca condicionarlo a futuro, fue que ese peritaje arrojó que los “cuadernos” habían sido escritos por tres grafías distintas, contenía centenares de agregados y tachaduras, donde por ejemplo constaba que el nombre de Losón había sido agregado por sobre otro nombre. La Nación observó que como un castillo de naipes, el expediente corre un riesgo absoluto de colapsar. Un riesgo inicial y para nada sorpresivo a partir de las múltiples irregularidades que tuvo la investigación que encaró Bonadio junto al fiscal Carlos Stornelli que lejos del apriete del diario de Julio Cesar Saguier, parecía que no tuviesen antecedentes de relieve en su función en la magistratura. Parece una broma.

Le cuestionan haber pedido “al municipio de Vicente López, donde se asienta la redacción del diario, los registros de las cámaras instaladas en las cercanías, en un claro intento de deslegitimar una extraordinaria labor periodística de investigación, que devino en uno de los procesos por corrupción pública y privada más grandes que nuestra historia recuerde: la causa de los cuadernos de las coimas”, según dice la editorial de La Nación, cuando en realidad se trató de una medida del juez destinada a comprobar el verdadero camino de esa aparición de los controvertidos cuadernos.

La editorial esta plagada de comparaciones con Norberto Oyarbide, sin hacer examen alguno de diferencias o similitudes en los comportamientos de aquel juez retirado y las de Martínez de Giorgi y de referencias a una supuesta violación de la reserva de la fuente, sin hacer alusión directa a que se trata, en el extremo del caso, de una investigación sobre el procedimiento y no la causa central conocida como “Cuadernos”.

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